Monday, December 10, 2007

Los libros y sus poemas:



Este es El deseo postergado, el cual obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2007.



-el mejor áureo sueño de la plata-
Eduardo Lizalde

Escucha cómo late tu sangre
Cómo pierde el oído su pulso acelerado
Escucha el ardor de las venas bajo la coraza de tu piel
Súbete en el caballo desbocado de tu sangre en la vena
Dale sangre a tu vena
Dale vena a esa sangre para que corra

Ahora que ya es tuya
Que vas con ella montado en su sonido
Observa que cojea, que su potro ha quedado mordido por el hambre
Que un destino ha baldado su galopar esbelto
Que se oxida la grupa

Corre en tu sangre los caminos vedados a la conciencia
Siente la espina injertada en el casco




Pretzels que ya ha recorrido la geografía literaria del español con buena fortuna, a partir de su publicación iniciamos el proyecto de la Colección Gláphyras de poesía.


Brooklin Bridge

Desde la otra orilla de lo que digo
se tiende un puente para llegar a mi palabra
Cada vez que pronuncio mi nombre
mi nombre vuelve a mí desfigurado
Cada que digo agua, el agua vuelve viento
el viento fuego, el fuego mi nombre exacto
pero mucho más pleno, y más desconocido.

Tiro palabras, nombres, versos a la otra orilla
cada vez
y cada vez anuncia nuevas intensidades
de lo que no conozco.

Habría de arrojar sobre este puente
aquello que no digo, mi silencio
para que alguna vez vuelva poema.




Diván de Mouraria es un libro en edición bilingüe portugués-español publicado bajo los auspicios de la Casa Fernando Pessoa de Lisboa, Portugal.

Casida de la angustia

I

Un ácido durazno
una escaldada lengua de durazno
un picante y ardiente y amargo y picante durazno
en la escaldada lengua, oh tristes,
eso es la angustia.

¡Ah! sonrisa estudiada, aligerada, ensayada en el espejo
de lo que no digo.
¡Ah! estúpida respiración despepitada, oprimida, deletreada
veneno inocuo
ulceración.

Que frágil corazón para el que sufre angustia
que lenta máquina, que desastrada
y lenta máquina es el corazón.

II

No conoció la fiebre
mi lengua no conoció la fiebre
no se alzó enardecida para un canto febril
sólo un cantar alegre
oh tristes
sólo un cantar alegre
cantaba mi lengua en su canción.

III

Este veneno ya estaba en mí
en mi sangre
antes de mí, mi sangre ardió,
antes de mí, mi sangre envenenaba a otros,
mi padre y su padre y sus abuelos, todos heridos
hasta el principio primordial.
Todos ardían como yo
todos arden conmigo.

IV

Pero el veneno escalda la lengua más feliz
¡oh, tristes!

Hablo de mí, sólo de mí.



Contradanza de pie y de barro, obtuvo el Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa en 1996 y fue publicado bajo el sello del Fondo Editorial Tierra Adentro.


El barro tiene un nombre
plural, desconocido
donde agitan sus costas
mares incontinentes
ola del barro alza
su sábana de espumas
sobre su propio cuerpo.
¿Cuál palabra designa
tanta viscosidad
primigenia blandura?

****

El barro tiene un nombre
singular conocido
se aloja en recovecos
donde la luz ausente
adultera las sombras.
Imprime con su sangre
mancha devoradora
territorios discretos.
Insiste, abre, aturde
silenciosa carrera
al centro de su agua
donde late la vida.

****





Este es mi primer libro Pájaros Sueltos, el cual tuvo una edición bilingüe en inglés-español y reúne los primeros poemas.


CARTA DESNUDA
I

Hoy, cansado de los pájaros, me recubro de espejos
me voy haciendo menos frente al mar, que tampoco ha dormido esta noche
jardín donde los peces van tejiéndose amores
veleros que de noche encallan en silenciosos versos.

Esta noche la veo
vestida de metal en inviernos serenos
caminando entre sombras más antiguas que el fuego
derribando este paso del imposible encuentro
desde el azul al rojo va la diosa del sueño
pero quizá las cosas desconocen su cuerpo
vivo derroche de las formas en tiempos
camina desde mí, esta noche
usted no sabe a donde va, yo tampoco la espero
usted, es hoy un tren que transita en las vías de mi insomnio
ese tren que me lleva al Auschwitz
como un hijo de Abraham.

II

En mi frente se dibuja una pena
una pena pequeña como un grano de arroz
esta pena no es usted
es el infeliz desierto de lo que nos callamos
sigue a la vuelta como un mañana feroz, un dormir, un despertar
para volver a la vuelta de los días
a la vuelta de la esquina
entonces el Tigre
el viejo y repetido Tigre
rasgando el velo de lo que callamos tanto
el Reloj en el punto de marcar otras horas
comiéndose la noche sin prisa
va el Reloj o el Tigre
mancha devoradora
hasta el último viento que mis ojos no ven
pero entonces el Tigre
querida, el Tigre que la mira caminar en las sombras
es el Tigre de mi lujuria
que rompe los cristales de su cuerpo sediento.

III

Hoy, cansado de los pájaros
me he cortado las alas
y mi voz ya no vuela.

Hoy, el Tigre la devoró.

Viejo Tigre rayado y malcontento
te bebiste la sangre de un cuerpo que no es mío
que se va con el humo
que se parece acaso al rugir de ese mar que tampoco ha dormido.

Usted es real.
Lo demás corre por mi cuenta.

P.D. ¿Tiembla mi carta en sus manos?


Saturday, December 08, 2007


Carta da Corcunda ao Serralheiro/ Carta de la jorobada al cerrajero
por Maria Jose / Heterónimo femenino de Fernando Pessoa
Traducción del portugués Mario Bojórquez



Usted nunca verá esta carta, ni yo la volveré a ver porque estoy tuberculosa, pero quiero escribirle aunque no lo sepa, porque si no le escribo me ahogo.

Usted no me conoce, o sea, me conoce pero no muy bien. Me ha visto en la ventana cuando pasa al taller y yo lo miro, porque lo espero al llegar, y hasta me sé la hora en que llega. Debe haber pensado siempre en la jorobada del primer piso de la casa amarilla, pero yo no pienso más que en usted. Sé que usted tiene una amante, que es aquella muchacha rubia alta y bonita: le tengo envidia pero no celos porque no tengo derecho a nada, ni siquiera a tener celos. Usted me gusta porque me gusta, y me apena no ser otra mujer, con otro cuerpo y otra hechura, y poder ir a la calle y hablarle aunque usted no me hiciera caso, pero me gustaría conocerlo aunque sea por platicar.

Usted es todo cuanto me ha sostenido en mi enfermedad y le estoy agradecida sin que lo sepa. Nunca podría tener a nadie a quien gustarle como se gustan las personas que tienen el cuerpo del cual puede gustarse, pero yo tengo el derecho de que alguien me guste aunque yo no le guste a nadie, y tambien tengo el derecho de llorar que a ninguno se le niega.

Me gustaba la idea de morir después de hablarle por primera vez pero nunca tendré el coraje ni la oportunidad de hablarle. Me habría gustado que supiera que me gustaba mucho, pero tengo miedo de que no le importara nada, y me entristece ya, saber que eso es absolutamente cierto antes de saber cualquier cosa, que mejor no voy a procurar saberlo.

Soy jorobada de nacimiento y siempre se rieron de mí. Dicen que todas las jorobadas son malas, pero yo nunca le deseé un mal a nadie. Además estoy enferma, y nunca tuve ánimo, por mi enfermedad, para hacer corajes. Tengo diecinueve años y no sé para que llegue a tener tanta edad, y enferma, y sin que nadie tuviera pena de mí a no ser porque soy jorobada, que es lo menos, porque es el alma la que duele, y no el cuerpo, pues la joroba no da dolor.

Hasta me gustaría saber cómo es su vida con su amiga, porque como es una vida que nunca podré tener - y ahora menos que ni vida tengo- me gustaría saberlo todo.

Discúlpeme escribirle tanto sin conocerlo, pero usted no va leer esto, y aunque lo leyera ni sabría que era con usted y de cualquier manera no le daría importancia,pero me gustaría que pensara que es triste ser jorobada y vivir siempre en la ventana, y tener madre y hermanas a quienes les gusta la gente sin que a nadie le guste yo, porque todo es natural y es la familia, y lo que faltaba es que ni eso hubiera para una muñeca con los huesos al revés como soy yo, como ya oí decir.

Un día que usted venía al taller y un gato se peleó con un perro aquí bajo la ventana, y todos estábamos viendo, usted se paró junto al Manuel de las Barbas, en la esquina del barbero, y después me miró en la ventana, y me vió reir y se rió conmigo, y esa fue la única vez que usted estuvo a solas conmigo, por así decir, que eso nunca podría yo esperar.

Cuantas veces, usted no se imagina, estuve a la espera de que hubiese cualquier otra cosa en la calle al momento que usted pasara y yo pudiera volverlo a ver otra vez y tal vez mirase hacia mí y yo pudiera mirar hacia usted y ver sus ojos directo a los míos.

Pero no consigo nada de lo que quiero, nací ya así, y hasta tengo que estar encima de un tapanco para alcanzar la ventana. Paso todo el día viendo ilustraciones y revistas de modas que le prestan a mi mamá, y estoy siempre pensando en otra cosa, tanto que cuando me preguntan cómo era aquella falda o quién estaba en la foto con la Reina de Inglaterra, me averguenzo de no saber, porque estuve viendo cosas que no pueden ser y que no puedo dejar que entren en mi cabeza y me den alegría para después, por encima de todo, tener ganas de llorar.

Después todos me disculpan, y creen que soy tonta, pero no retrasada, porque nadie cree eso, y yo al final no me apeno por la disculpa, porque así no tengo que explicar porque estaba distraída.

Aún me acuerdo de aquel día en que usted pasó por aquí camino del Domingo con el traje azul claro. No era azul claro, pero era una chaqueta muy clara para el azul oscuro que acostumbra traer. Usted estaba tan lindo que brillaba como el mismísimo día, que nunca tuve tanta envidia de la gente como aquella vez. Pero no tuve envidia de su amiga, a no ser que no se encontrara con ella sino con otra cualquiera, porque yo no pensé sino en usted, y fue por eso que envidié a toda la gente, lo cual no entiendo bien, pero es cierto y es la verdad.

No es por ser jorobada que estoy siempre en la ventana, pero es que además tengo una especie de reumatismo en las piernas y no me puedo mover, y así estoy como si fuera paralítica, lo cual es una lata para todos aquí en la casa y tener que soportarme y aceptarme, que no tiene idea. A veces me desespero y me dan ganas de tirarme de la ventana, pero se imagina cómo me vería al caer. Hasta el que me viera se reiría y la ventana es tan baja que no me moriría, sino que sería aún más fatigoso para los otros y ya me veo en la calle como una mona con las piernas al aire y la joroba saliéndome de la blusa y todos queriendo sentir pena por mí, pero en realidad estarían molestos y al mismo tiempo se reirían si acaso, porque la gente es como es y no como quisiera ser.

Y en fin, ¿por qué le estoy escribendo si no le voy a mandar esta carta? Usted que anda de un lado para otro no sabe lo que se siente no ser nadie. Yo estoy en la ventana todo el día y veo a la gente pasar de un lado a otro y tener un modo de vida y gozar y hablarle a ésta o aquélla y parece que soy una maceta con una planta marchita que se quedó aquí en la ventana por quitársela de encima.

Usted no se puede imaginar, porque es bonito y tiene salud, lo que es haber nacido bien y no ser nadie, y ver en los periódicos lo que las personas hacen y unos son ministros y andan de aquí para allá visitando toda la tierra y otros están en la vida social y se casan y tiene bautizos y estan enfermos y les hacen operaciones los mismos médicos y otros viajan a sus casas aquí y allá y otros roban y otros se quejan y otros cometen grandes crímenes y hay artículos firmados por otros y fotos y noticias con los nombres de las personas que van a comprar su ropa al extranjero y todo esto, usted no se imagina lo que es para un trapo para limpiar como yo, que se quedó en el barandal de la ventana con las señas redondas de los vasos como cuando la pintura está fresca por el agua.

Si usted supiera todo esto, sería capaz de vez en cuando de decirme adiós en la calle, y a mí me gustaría poder pedirle eso, porque usted no se imagina, que tal vez no viviera más, que es poco lo que tengo por vivir, pero yo estaría feliz allá a donde se va si usted me diera los buenos días por si acaso.

Margarita la costurera dice que hablaron una vez, que hablaron porque usted se metió con ella en la calle de aquí al lado y esa vez sí que sentí envidia de veras, se lo confieso porque no quiero mentirle, sentí envidia porque meterse alguien con nosotros, es ser mujer, y yo no soy mujer ni hombre, porque nadie mira que soy algo, a no ser una especie de gente que está aquí para llenar el vano de la ventana y aborreciéndome todo el que me ve, válgame Dios.

El Antonio (¡Es el mismo nombre que el suyo,pero que diferencia!) el Antonio del taller mecánico le dijo una vez a mi papá que toda la gente debe producir cualquier cosa, que sin eso no hay derecho a vivir, que quien no trabaja no come y no hay derecho de que haya alguien que no trabaje. Y yo pensé qué es lo que hago en el mundo, que no hago sino estar en la ventana con toda la gente moviéndose de un a lado a otro, sin ser paralítica y teniendo manera de encontrarse con las personas que les gustan. Así también yo podría producir lo que quisiera, lo que fuera necesario porque tendría gusto para hacerlo.

Adios señor Antonio, no tengo sino unos cuantos días de vida y escribo esta carta sólo para guardarla en el pecho como si fuera una carta que usted me hubiera escrito en vez de de que yo se la escribiera. Deseo que tenga todas las felicidades que pueda desear y que nunca sepa de mí para que no se ría porque yo sé que no puedo esperar más.

Lo amo con toda mi alma y toda mi vida.

Ahí tiene, estoy llorando.

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V Festival Internacional Poesía Granada 2009