Friday, March 28, 2008



Recuesta entre los hermanos Taveiros

traducción del galego-portugués, Mario Bojórquez

Esta cantiga fez Pero Velho de Taveiros e Paay Soarez, seu irmaão, a duas donzellas muy fremosas e filhas d’algo a(s)saz que andavan en cas dona Mayor, molher de dom Rodrigo Gomez de Trastamar. E diz que se semelhava huã da outra tanto que adur poderia homen estremar huã da outra; e seendo ambas huu dia folgando per huã sesta en huu pomar, entrou Pero Velho de sospeita, falando con ellas. Chego o porteiro e levantou-o end’a grandes empuxadas, e o trouve-o muy mal.

-Vi eu donas encelado
que ja sempre servirei
por que ando namorado;
pero no vo-las direi
com pavor que d’elas ei:
as(s)I mh-an lá castigado!

-Vós que es(s)as donas vistes,
falaron-vos rem d’amor?
Dizede, se as con(ho)cistes,
Qual d’elas é (a) melhor?
Non fostes conhecedor,
Quando as non depar(ti)stes.

-Anbas eran-nas melhores
que omem pode cousir:
brancas eran come flores;
mais, por vos eu non mentir,
non-nas pudi departir:
tanto sam bõas sen(h)ores!

-Ali perdeste-lo siso
quando as fostes veer,
ca no falar e no riso
poderades conhec(er)
qual á melhor parecer,
mais fali(u)-vos i o viso.



Esta cantiga la hizo Pero Velho de Taveiros y Paay Soarez, su hermano, a dos doncellas hidalgas y muy hermosas que visitaban la casa de doña Mayor, mujer de don Rodrigo Gomez de Trastamar. Y dice que se parecían tanto la una a la otra que nadie podría asegurar cual era cada una y estando un día tomando la siesta en un pomar, entró Pero Velho de improviso y les habló. Llegó un guardia y lo sacó a empujones, haciéndolo quedar muy mal delante de ellas.

-Vi yo damas en cuidado
que ya siempre serviré
porque hasta ando enamorado
pero no te las diré
por temor que de ellas he.
Así es que me han castigado.

-Desde que esas damas viste
¿te hablaron algo de amor?
Dime, si las conociste
¿cual de ellas es la mejor?
No fuiste conocedor
Cuando no las distinguiste.

-Ambas eran las mejores
que hombre pueda descubrir
blancas eran como flores
pero para no mentir
no las pude distinguir.
Son en todo superiores.

-Te perdió tu corazón
cuando las fuiste(s) a ver
hablar y reír que son
virtudes por conocer
para mejor parecer
mas te falló la razón.


Christopher Smart

Traducción del inglés, Mario Bojórquez

Al recibir el premio Pembroke College, Cambridge, por su poesía, Christopher Smart (1722-1771) fue presa de una manía religiosa singular, la de orar en cualquier momento y circunstancia sin poder reprimir ni controlar ese deseo. De haber ocurrido esto en la privacidad de su hogar seguramente su vida no hubiera tenido que transitar por hospitales psiquiátricos, pero quizá tampoco hubiera escrito ese maravilloso libro titulado Jubilate Agno. Su costumbre, aunque inocua, si perturbadora, afloraba en las plazas, en las calles, en los salones y resultaba incómodo para la sociedad londinense ver a ese hombre de rodillas rogando a Dios; por lo que fue remitido a St. Luke’s hospital por siete años. Su obra fue muy poco conocida en su tiempo, pero en ella podremos reconocer el verso que los franceses llamaran, cien años despues, libre. Jubilate Agno del cual recogemos un fragmento, fue reeditado en 1939 y desde entonces recobró un poco de la fama que el destino le arrebató.


Mi Gato Jeoffry


Porque consideraré a mi Gato Jeoffry.
Porque es el siervo del Dios Viviente, puntual y diariamente lo sirve.
Porque desde que aparece la gloria de Dios en el Oriente, él lo reverencia.
Porque tiene el don de retorcer su cuerpo siete veces con elegante rapidez.
Porque salta para atrapar al almizcle. Lo cual es una bendición de Dios sobre su presa.
Porque se da vueltas jugando cuando lo hace.
Porque le fue dado el deber y recibió la bendición, él mismo se atiende.
Por eso actua según diez preceptos.
Porque primero mira sus garras delanteras y se asegura que estén muy limpias.
Porque segundo da de coces para tener espacio.
Porque tercero se estira con las garras extendidas.
Porque cuarto se afila las garras contra la madera.
Porque quinto se lava él mismo.
Porque sexto se da vueltas cuando se lava.
Porque séptimo se quita sus pulgas sin perder el ritmo.
Porque octavo se rasca en un palo.
Porque noveno sigue perfectamente sus intrucciones.
Porque décimo se consigue su propia comida.
Porque Dios lo escucha, considera a su prójimo.
Porque si conoce a una gatita la besará con ternura.
Porque cuando toma a su presa juega con ella dándole otra oportunidad.
Porque con cada ratón se demora siete veces.
Porque cuando su jornada termina, empieza propiamente su trabajo.
Porque vela toda la noche al Señor contra su adversario.
Porque contrarresta el poder de la oscuridad con su piel eléctrica y sus ojos resplandecientes.
Porque contrarresta al Diablo, que es muerte, con el vigor de la vida.
Porque en sus horizontes matutinos el ama al sol y el sol lo ama.
Porque pertenece a la tribu del Tigre.
Porque el Gato Querube corresponde al Ángel Tigre.
Porque tiene la sutileza y el silbar de la serpiente a quien supera en habilidad.
Porque no destruye si está bien alimentado, nunca escupe sin provocación.
Porque maulla agradecido cuando Dios le dice eres un buen gato.
Porque es un instrumento para que los niños aprendan benevolencia.
Porque cualquier casa esta incompleta sin él y el espíritu carece de su bendición.
Porque el Señor instruyó a Moisés con respecto a los gatos a la salida de Egipto de los Hijos de Israel.
Porque cada familia llevaba al menos un gato en su equipaje.
Porque los Gatos Ingleses son los mejores de Europa.
Porque usa más limpiamente sus garras que cualquier cuadrúpedo.
Porque la destreza de su defensa es una característica del amor de Dios que en él sobradamente ha puesto.
Porque es el más veloz en su tipo que cualquier creatura.
Porque es tenaz desde su lugar.
Porque es una mezcla de gravedad y de travesura.
Porque sabe que Dios es su Salvador.
Porque nada es mas dulce que su paz cuando reposa.
Porque nada es más vigorizante que su vida cuando se mueve.
Porque es la creatura más humilde del Señor y por eso le habla con perpetua benevolencia--- ¡Pobre Jeoffry! ¡Pobre Jeoffry! La rata te ha mordido la garganta.
Porque bendigo el nombre de nuestro Señor Jesucristo para que Jeoffry esté mejor.
Porque el espíritu divino viene hasta su cuerpo sustentándolo en un gato completo.
Porque su lengua excede en pureza lo que de puro encontramos en la música.
Porque es dócil y puede aprender algunas cosas.
Porque puede comportarse con gravedad, que es paciencia en la aprobación.
Porque puede llevar y traer, que es paciencia en el empleo.
Porque puede saltar un palo, que es paciencia sobre una prueba positiva.
Porque el puede frenar el bamboleo en el mundo ordenado.
Porque puede saltar en el regazo de una Eminencia.
Porque puede atrapar el corcho y juguetear con él de nuevo.
Porque es odiado por el hipócrita y por el miserable.
Porque es miedo de averiguación para el anterior.
Porque el actual rechaza la responsabilidad.
Porque dispone su espalda para soportar la primer noción de la tarea.
Porque piensa que sería bueno que el hombre se expresara a si mismo pulcramente.
Porque en Egipto fue una gran figura que sirvió como una señal.
Porque mató a la rata del faraón, tan perniciosa en esas tierras.
Porque sus oídos son tan agudos que vuelven a repicar.
Porque estas cosas pasan rapidamente por su atención.
Porque acariciándolo he provocado electricidad.
Porque percibo la luz de Dios en él a fuego y cera.
Porque el Fuego Eléctrico es la sustancia espiritual, con la cual Dios sostiene desde el cielo los cuerpos del hombre y de la bestia.
Porque Dios lo ha bendecido en la variedad de cada uno de sus movimientos.
Porque pienso que no puede volar, pero es excelente gateando.
Porque sus movimientos sobre la faz de la tierra sobresalen a los de cualquier cuadrúpedo.
Porque él puede pasar sobre todas las medidas de la música.
Porque puede nadar para vivir.
Porque puede trepar.

Thursday, March 27, 2008



Umberto Saba

Traducción del italiano, Mario Bojórquez


La Cabra

Le he hablado a una cabra.
Estaba sola en el prado, lazada.
Saciada de hierba, bañada
por la lluvia, balaba.

De qué modo su balido se hermanaba
con mi dolor. Y yo le respondí, primero
por bromear, después porque el dolor es eterno,
tiene una voz y no cambia.
Esta voz se sentía
gemir en un cabra solitaria.

En una cabra de rostro semita
sentía lamentarse cualquier otro mal,
cualquier otra vida.


Atilio Bertolucci

Traducción del italiano, Mario Bojórquez

Bernardo a cinque anni

Il dolore è nel tuo occhio timido
Nella mano infantile che saluta senza grazia,
Il dolore dei giorni che verranno
Già pesa sulla tua ossatura fragile.

In un giorno d’autunno che dipana
Quieto i suoi fili de nebbia nel sole
Il gioco s’è fermato all’improviso,
Ti ha lasciato solo dove la strada finisce

Splendida per tante foglie a terra
In una notte, sì che a tutti qui
È venuto un pensiero nella mente
Della stagione che s’accosta rapida.

Tu hai salutato con un cenno debole
E un sorriso patito, sei rimasto
Ombra nell’ombra un attimo, ora corri
A rifugiarti nella nostra ansia.


Bernardo a los cinco años

El dolor está en tu ojo tímido
En la mano infantil que saluda sin gracia,
El dolor de los días que vendrán
Ya pesa sobre tu esqueleto frágil.

En un día de otoño que deslíe
Quieto sus hilos de niebla al sol
El juego se acabado inesperadamente,
Te ha dejado solo donde el camino acaba

Espléndida por tantas hojas la tierra
En una noche, en que todo cuanto aquí
Ha venido en un pensamiento hasta la mente
De la estación que se acerca rápida.

Tu has saludado con una débil señal
Y una sonrisa cómplice, te has quedado
Sombra en la sombra un instante, ahora corres
A refugiarte en nuestras ansias.



SALVATORE QUASIMODO

Traducción del italiano, Mario Bojórquez


RÍE LA URRACA, NEGRA EN EL NARANJO

Quizá es un signo cierto de la vida:
En torno a mí, niños con ligeros
Movimientos de cabeza danzan en un juego
De voces y cadencias a lo largo del prado
De la iglesia. Piedad de la tarde, sombra
Reavivada sopla la hierba tan verde,
¡Bellísima en el fuego de la luna!
Memoria te concede breve sueño
Ahora despiértate. He aquí rebosa el pozo
Por la primera marea. Esta es la hora:
Mas no mía, arden, remotas estatuas.
Y tu viento del sur fuerte de azahares,
Incita a la luna donde desnudos duermen
Los niños, violenta el potro su campo
Húmedo de huellas de caballos, abre
El mar, se alza la niebla de los árboles:
Ya la garza avanza sobre el agua
Y flota lento el fango entre el espino,
Ríe la urraca, negra en el naranjo.


EL ALTO VELERO

Cuando vinieron los pájaros a remover las hojas
De los árboles amargos a lo largo de mi casa
(eran ciegos volátiles nocturnos
que agujereaban sus nidos en la corteza)
yo dirigí mi frente hacia la luna,
y vi un alto velero.

A la orilla de la isla el mar era sal;
Amplia era la tierra y antigua
Conchas resplandecían clavadas al peñasco
En la rada de los manglares.

Y le dije a la amada en quien se agitaba un hijo mío,
Y llevaba por eso continuamente el mar en el alma:
“Estoy cansado de todo cuanto ahí bate
a tiempo de remo, y de la lechuza
que hace ladrar los perros
cuando es viento de luna en los carrizos.
Quiero partir, quiero dejar esta isla.”
Y ella me dijo: “Oh querido, es tarde: acostémonos”

Entonces intenté lentamente contarle
El fuerte reflejo del agua marina
Que el aire me llevaba a los ojos
Del tamaño del alto velero.


¿QUÉ QUIERES, PASTOR DEL AIRE?

Y es todavía el llamado del antiguo
Cuerno de los pastores, áspero sobre las zanjas
Blancas de la piel de las serpientes. Quizá
Del aliento de los llanos de Aguaviva,
Donde el plátano rompe conchillas
Bajo el agua entre los pies de los niños
De piel de olivo. O de la tierra que el soplo
Del viento prisionero, rompe y hace eco
En la luz que ya cae: ¿Qué quieres,
Pastor del aire? Quizá llaman los muertos.
Tú conmigo no oyes, confundida al mar
Del reverbero, atenta al grito bajo
De los pescadores que alzan las redes.


AHORA QUE AMANECE

Finita es la noche y la luna
Se deshace lenta en el sereno,
Se pone en los canales.

Así de vivo es septiembre en esta tierra
De llanura, los prados son verdes
Como en los valles del sur la primavera.
He dejado la compañía
Y recuesto el corazón entre los viejos muros
Para estar solo recordándote.

¡Cómo te sé más lejana que la luna,
Ahora que amanece
Y sobre las piedras bate el casco de los caballos!


Antoni Marí

Tríptic des Jondal

Traducción del catalán, Mario Bojórquez

De El preludi

III

En el viejo jardín de cuando yo era niño, reposo,
los caminos y las luces me son fieles.
Ellos conocen el rastro antiguo
-la amable fuente que bulle a mi costado-,
y siento que mis miembros aún resisten
y se confunden en la imagen de la vehemencia y de la paz.
En las altivas ramas del árbol se han fijado
los leves filamentos de la nube. Detenidos
entre el tejido de retoños y de hojas,
en el pájaro turbado por su sueño y el olvido.
Dulce es la noche y clara como un sueño.
Silentes los senderos han recordado los afanes viejos
en este libro siempre abierto de los astros y las cosas.
Siempre abierto, pero a menudo recluido
entre el polvo y los árboles que son signos,
en la extensión del mar y las regiones,
en el espacio donde duermen las estrellas.
Vendrá la luz y nada sucederá con sus destellos
y los colores de la mañana teñiran todos los cuerpos,
y entre la luz ruidosa del mediodía
el pájaro olvidará los lugares y los troncos
donde tuvo el raro sueño de una noche.
Es ahora, sin embargo, oscuro,
y sombrío se rinde mi refugio boscoso.
Oscurecido en una noche remota, en una más vieja
que la noche del sol y de las sombras.
Una noche donde sólo la apariencia pudo pensar:
honda, pandémica y celeste, total
amasijo de oscuridad.
La noche hija del Caos y del Vacío. Hermana
y esposa del Erebo, madre del Éter.
La noche fosca devota del ladrón y los amantes.
Que cierra,
bajo la capa bruna,
todos los signos de la luz:
cerrados los lomos, la noche entre los caracteres,
las hojas recónditas,
oscuras ventanas sobre el mar,
confusas en el embrollo de la umbría y la tiniebla.
Ahora,
este olor y la luz,
y las cifras suscitadas del poeta,
sul paterno giardino scintillanti,
ofrecen, justamente, el omiso espacio de confluencia.
Fusión de las palabras, de los vientos que pasan
horizontes de voces repasando la quilla,
la cadencia del mar, del aire el torbellino,
los movimientos del viento, el cuerpo traspasando el aire,
deshilándose todos los sonidos en el centro inaudito.
El ritmo de los pájaros como si la página girara.
La voz durmiendo al libro que despierta a los huéspedes mudos
-muros de mármol desfalleciente-,
que revela de los amantes la palabra perfecta,
la sonrisa más profunda, la mirada más clara.
las voces,
que hacen luz del espejo, y milagro
de los sueños.
Y la tierra, la puerta, los muebles del jardín,
los zapatos y el libro. Y el cuerpo cansado en la hiedra.
La voz que ha dicho las cosas mostrando su secreto,
son las mismas cosas que nacen del olvido,
que develan su cuerpo a la mirada atenta,
-el rumor de la mirada, los resplandores de la voz,
como si la mirada y el sonido implicaran la sustancia-,
y muestran, levemente, su recluida presencia.
La entidad implacable de la fuente vacilante.


De Un viatge d’hivern

VII

Así como el día pasado ya no vuelve,
no volverás a cruzar, de este mar,
sus aguas. Nunca más
del lugar de donde vienes has de volver.
Nunca más volverás a ser el que fuiste,
ni hacer memoria, tan sólo, de tu recuerdo.
Nunca más tu nombre podrá decirlo alguno,
ni recordar tu rostro ni tu frente;
ni si tú fueras pájaro o vegetal o piedra
o el perfil leve de un súbito pensamiento.

Eres una nada de transparente crin.
Eres un surco vacío. Un aliento rasgado.
Un río seco que baja a las orillas
del mar de los muertos y de los astros perdidos.
Sólo el olvido y la oquedad del sueño
son, ahora, las ganancias de la temida suerte.
Sólo el invierno, el frío hasta los tuétanos,
el sentido deshecho, y tu juicio desierto
están ahora en ti y en ti se han anidado,
y devienes hielo y olvido y tinieblas.
No sabes ya quién eres. Tan sólo lo oscuro recuerdas:
el animal fosco que roe tu entendimiento.
que secuestra tu mente y te quiebra las alas
y hacia abajo te lanza, abatido, como un pájaro;
como un pájaro perdido en la pendiente de la oscuridad,
por la hundida cima de un largo arrepentimiento.
Pájaro vencido por el espesor del sueño,
por la hechura del orden, por la sombra del camino.
Por el desaliento de haber perdido la vía,
por el desconcierto de haber perdido el miedo.

De El desert

II

Yo no creía que pudiese volver.
No creía que nunca más pudiese volver
a ver estos campos, donde la soledad
y el abandono gobiernan,
ni estos cerros pequeños que caen
hacia el mar, ni este aire quieto,
que parece detenerlo todo,
ahora que están todos en cama, y duermen.

No creía que pudiese volver
a ver esta luz que da cuerpo
a la sombra, y a la claridad, aturdimiento.
Y creía que no volvería a saber
que la quietud que nos libera
y el silencio que nos nutre
no son la quietud ni el silencio de la muerte,
ni un lugar de la tristeza,
ni el miedo de quien se sabe solo
en medio de la extrañeza del mundo.

No creía que pudiese volver
a sentir que todo es uno y que toda cosa cierta
se muestra en lo que es
si uno está cerca y nada lo acompaña.
No creía que pudiese volver
a estarme quieto, envuelto
por la oscuridad y la sombra de aquella nube
que todo entenebrece y nos deslumbra.
Ni creía que pudiese volver a este desierto
que el alma ha creado a imagen nuestra.
No creía que pudiese volver nunca más,
ni que fuese yo, tan sólo, aquel
que otra vez, aquí,
volvía.



Álvaro de Campos
Tradución del portugués, Mario Bojórquez


LISBON REVISITED (1923)

No: no quiero nada.
Ya dije que no quiero nada.

¡No me vengan con conclusiones!
La única conclusión es morir.

¡No me traigan estéticas!
¡No me hablen de moral!
¡Quítenme de aquí la metafísica!
¡No me pregonen sistemas completos, no me encajen conquistas
De las ciencias (¡de las ciencias, Dios mío, de las ciencias!)-
De las ciencias, de las artes, de la civilización moderna!

¿Qué mal les hice yo a todos los dioses?

¡Si tienen la verdad, guardénsela!

Soy un técnico, pero tengo técnica sólo dentro de la técnica.
Fuera de eso estoy loco, con todo el derecho a estarlo.
Con todo el derecho a estarlo, ¿oyeron?

¡No me molesten, por amor de Dios!

¿Me querían casado, fútil, cotidiano y tributante?
¿Me querían lo contrario de esto, lo contrario de cualquier cosa?
Si yo fuera otra persona, les haría a todos, su voluntad.
Así, como soy, ¡tengan paciencia!
¡Váyanse al diablo sin mí,
O dejen irme solitario al diablo!
¿Para qué habríamos de ir juntos?

¡No me tomen del brazo!
No me gusta que me tomen del brazo. Quiero estar sólo.
¡Ya dije que soy solitario!
¡Ah, que estupidez querer que yo sirva de compañía!
¡Oh cielo azul -el mismo de mi infancia-
Eterna verdad vacía y perfecta!
¡Oh suave Tajo ancestral y mudo,
Pequeña verdad donde el cielo se refleja!
¡Oh angustia revisitada, Lisboa de otrora de hoy!
Nada me das, nada me quitas, nada eres que yo me sienta.

¡Déjenme en paz! No tardo, que yo nunca me tardo...
Y en tanto tarda el Abismo y el Silencio ¡Quiero estar solo!



LISBON REVISITED (1926)

Nada me une a nada.
Quiero cincuenta cosas al mismo tiempo.
Ansío con una angustia de hambre de carne
Lo que no sé que sea-
Definidamente por lo indefinido...
Duermo inquieto, y vivo en un soñar inquieto
De quien duerme inquieto, mitad soñando.

Me cerraron todas las puertas abstractas y necesarias.
Corrieron las cortinas de todas las hipótesis que yo pudiera ver en la calle.
No hay en el callejón hallado el número de la puerta que me dieron.

Desperté en la misma vida en que me había dormido.
Hasta mis soñados ejércitos fueron derrotados.
Hasta mis sueños se sintieron falsos al ser soñados.
Hasta la vida sólo deseada me harta -hasta esa vida....

Comprendo a intervalos confusos;
Escribo por lapsos de cansancio;
Y un tedio que es hasta del tedio me arroja a la playa.

No sé que destino o futuro compete a mi angustia sin timón;
No sé qué islas del imposible sur, náufrago me aguardan;
O qué palmares de literatura me darán al menos un verso.

No, no sé esto, ni otra cosa, ni cosa alguna...
Y, en el fondo de mi espíritu, donde sueño lo que soñé,
En los campos últimos del alma donde memoro sin causa
(Y el pasado es una niebla natural de lágrimas falsas)
En los caminos y los atajos de las florestas lejanas
Donde supuse mi ser,
Huyen desmantelados, últimos restos
De la ilusión final,
Mis ejércitos soñados, derrotados sin haber sido,
Mis cohortes por existir, destrozadas en Dios.

Otra vez te vuelvo a ver,
Ciudad de mi infancia pavorosamente perdida...
Ciudad triste y alegre, otra vez sueño aquí...
¿Yo? ¿Pero soy yo el mismo que aquí viví, y aquí volví,
Y aquí torné a volver, y a volver,
Y aquí de nuevo torné a volver?
¿O somos todos los yo que estuve aquí o estuvieron,
Una serie de cuentas -seres ligados por un hilo- memoria,
Una serie de sueños de mí de alguien de fuera de mí?

Otra vez te vuelvo a ver
Con el corazón lejano, el alma menos mía.

Otra vez te vuelvo a ver -Lisboa y Tajo y todo-
Transeúnte inútil de ti y de mí,
Extranjero aquí como en todas partes,
Casual en la vida como en el alma,
Fantasma errando en salas de recuerdos
Al ruido de los ratones y las tablas que crujen
En el castillo maldito de tener que vivir...

Otra vez te vuelvo a ver,
Sombra que pasa a través de sombras, y brilla
Un momento a una luz fúnebre desconocida,
Y entra en la noche como un rastro de barco se pierde
En el agua que deja de oírse...

Otra vez te vuelvo a ver,
Pero, ay, ¡a mí no me veo!
Se quebró el espejo mágico en que me veía idéntico,
Y en cada fragmento fatídico veo sólo un pedazo de mí-
¡Un pedazo de ti y de mí!...

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V Festival Internacional Poesía Granada 2009