
Se lee para conocer, para ensayar en otras vidas la nuestra; el oficio de lector, de lector aplicado y diligente obtiene frutos casi siempre íntimos, nos llena de prendas valiosísimas pero invisibles, ilumina el sendero oscuro que va de nuestro corazón a nuestra cabeza y en ocasiones, esa luz puede alumbrar el camino de los que están cerca. Es el tesoro más personal que podremos tener, difícilmente habremos de comunicar a los otros como opera el enredado sistema de nuestra predilección, las resonancias espirituales que un texto provoca en otro aunque sus temas o su tratamiento nos parezcan distantes, la maravilla impar que dos lectores obtienen de una misma línea. Así de delicado y sutil es el perfume de la lectura.
Mario Bojórquez
¿Y de casualidad has leído "el último lector"?
ReplyDeleteSaludos
Que bonita oracion, saludos.
ReplyDeleteno hay mas grande delite para quien se atreve a navegar entre las lineas de cualquier texto y se proclama lector taciturno de letras arrojadas al viento que cobijarse de cualquier pretexto que nos haga el volver a tomar ese libro.
ReplyDeletepara la posteridad...
Yelitza.
vaya que ganas de ser ese buen lector...
ReplyDeletesaludos.