32
Es mejor pasar bebiendo el tiempo de la
juventud,
acompañados de delicioso vino y de un
rostro esplendente.
Esta Rueda que gira es solamente ruina,
y sólo es desierto nuestra cabeza
desierta de vino.
33
No hagas memoria del día transcurrido
ni tus lágrimas pierdas por el mañana
que viene:
ni en el futuro ni en el pasado
encontrarás sostén.
Vive sólo el día de hoy y no pierdas al
viento la vida.
34
Mientras no levantemos, unánimes, las
manos
no podremos caminar con alegría sobre
las penas.
Elevémonos, suspirando a la primera hora
del alba,
pues ya el alba exhalará suspiros cuando
no estemos.
35
Nunca un instante sobrio tuve durante mi
vida
Aún la noche de Qadr ebrio me encuentra.
El labio contra el labio y el pecho
sobre el pecho del vaso.
Al alba está siempre mi mano en el
cuello del ánfora.
36
Porque nadie está unido al mañana
inasible,
alegra en el presente tu corazón
angustiado.
Bebe al claro de luna, oh Luna amada,
que hasta la luna
un día, buscarás sin poder encontrarla.
37
¡Copero! Desgarradora pena se vuelve mi
dolor
y con mucho supera mi ebriedad toda
medida.
Canoso y viejo estoy alegre, pues tu
vino ha regresado
la juventud a mi cabeza y a mi corazón
la primavera.
38
Observa las ruinas de este castillo
desierto,
rotas las columnas, sus antiguos salones
ya vacíos.
Allí brilló un trono que emanaba
esplendor en todas direcciones.
Una hora o dos grandes reinos duraron y,
luego, se desvanecieron en el aire.
39
No te arrepientas del día que pasó y no
temas al día que viene.
No te confíes a tu deseo, a aquello que
no existe o que aun debe suceder.
No disuelvas tus días en la nada.
Haz que el día de hoy sea fuente
constante de alegría sin preocupación.
40
No puedo esconder el sol con un puño de
polvo.
No puedo revelar el secreto del Destino
oculto.
La sabiduría ha encontrado en el Mar del
pensamiento
una perla para mí, que, por temor, no
puedo ni enhebrar.
41
No sé qué es la vida sin un vaso de vino
purísimo.
No puedo cargar con mi cuerpo sin un
vaso de aquel vino.
Toda mi fortuna la doy a cambio de ese momento
en que
el copero nos dice: “Toma tu vaso” y uno,
ebrio responde: “No puedo”.
42
Para qué hablar de los Cinco sentidos y
de los Cuatro elementos.
Al copero no le importa si es Uno el
problema o si son Cien mil.
Fuimos hecho del polvo: toma el laúd,
copero.
Fuimos hechos de viento: trae más vino,
¡oh copero!
43
Toma la copa y la jarra de vino, amigo
mío
y siéntate alegre junto al arroyo.
La Rueda Cruel ha hecho de muchas
criaturas gentiles
cien copas de vino y cien jarras de
barro crudo.
44
En vano llevan consigo el pecado y la
cabeza
inclinada hacia la hoz del cielo que
polvo la vuelve.
Sólo dolor y arrepentimiento que dura lo
que una mirada,
y sin más, al llegar al objetivo, nos
desvanecemos.
45
Antes que tu nombre se aleje del mundo,
da unos sorbos al vino que llega al
corazón y aleja los afanes.
Lazo tras lazo se deshace el nudo del
rizo de tu amada,
antes que aquel lazo se desanude, tu
amada se habrá alejado.
46
Del fresco ciprés delgado, una flor
recién cortada.
No dejes la copa del vino ni el manto de
las flores,
antes que sorpresivamente te enfrentes a
la Muerte,
haz que la apariencia de tu vida sea la
de aquella flor.
47
Nada es para mí un mundo sin vino ni
coperos,
nada sin la melodía de un laúd iraquí.
Que en todo el mundo lo que mi ojo busca
es el sumo placer, lo demás es nada para
mí.
48
Esta Rueda celeste gira para la ruina
tuya y la mía,
tiene su objetivo en mi alma pura y en
la tuya.
Siéntate en la hierba y bebe de mi copa:
no tardará
en crecer esta hierba de mi ceniza y de
la tuya.
49
Como agua del arroyo y como viento de la
llanura,
un día más ha partido de mi vida y de la
tuya.
De cuanto vivamos, sólo dos días no
habrán de entristecernos:
el día que aún no ha llegado y aquel que
ya pasó.
50
Por un tiempo, aún niños, visitamos al
Maestro.
Por un tiempo, de nuestra sabiduría, nos
sentimos alegres.
Mira, al final, qué es lo que nos ha
quedado:
como el agua vinimos y nos vamos como el
agua.
51
Este cielo me sobrepasa como una hoz que
golpea con furia.
Pobres, somos pobres mortales abrazando
la Nada,
y no sabemos gozar la alegría de un
instante,
de todos los instantes únicos de la
vida.
52
Ven, acaricia el cabello de una gentil
muchacha
antes que el destino te rompa los
huesos.
Goza una copa de vino hasta que tu
nombre aparezca en el Libro de la Vida.
El corazón apaciguado con vino nunca es
presa de los afanes.
53
Colma tu espera con flores y tu casa con
vino
bebiendo junto a un elegante y delgado
ciprés.
Antes que, con un gesto, el soplo del
viento de la Muerte
esparza tus vestidos como los pétalos de
una flor.
54
El Jardinero del Cielo, a muchos como
nosotros sembró y a otros ha cosechado.
Es en vano cualquier llanto, vano
cualquier lamento.
Llena la copa de vino y dámela
que beberé de nuevo, lo que debe venir
ya está decidido.
55
El Día y el Tiempo odian y desprecian a aquellos
que tristes lloran el día que parte.
Bebe vino en límpida copa al son del
laúd
antes que la copa de la Vida se quiebre
contra la piedra.
56
Un día vendrá, sábelo, en que del Alma
seas retirado
Y por siempre serás, apenas, el velo de
la Nada.
Bebe, bebe, porque no sabes de dónde
veniste
Y sé feliz porque no sabes a dónde un
día te irás.
57
Mientras tengas la frente arrugada por
tristes pensamientos
No te será dado conocer la Vía con tu
semblante triste.
Mi vida y la tuya escapan a nuestro
arbitrio
Resignados, entonces, al Destino, será
esta la vida del Prudente.
58
¡Mira! Si el viento rompe la rama
florecida
Y en esta hermosa rama canta exaltado el
ruiseñor,
Siéntate, entonces, a la sombra de las
flores, por que muchas de estas
brotaron de la tierra y a la tierra
después se acogieron
59
¡Pecado! La riqueza se escapa de las
manos
y por culpa del destino muchos corazones
se vuelven sangre.
Nadie vendrá de aquel Mundo, a quien
puedas preguntarle:
“¿Qué cosa fue jamás asunto de los que
caminan sobre la tierra?
60
¡Oh ignorantes! Esta forma corpórea es
Nada.
Y nada esta hora de nueve cielos colmada
de signos.
Sé feliz, pues en esta demora de vida y
de nada
somos ofrecidos a un soplo, un soplo que
es nada.
61
He visto el mundo y lo que he visto es
nada.
Nada es aquello que he dicho y he
sentido.
He elevado mi vista más allá del más
alto horizonte
y aquel quedarse en casa, aún eso, es
nada.
62
Mira qué parte del mundo he obtenido:
nada
y de la vida presente qué tengo en las
manos: nada
Soy candela inflamada, pero cuando me
detengo: más nada
Soy la copa del Jamshîd y cuando me
rompo: nada.
63
En principio, el girar de este arco
dorado;
después, la completa destrucción de un
fundamento perfecto:
Incomprensible al criterio del
intelecto.
Inestimable al termómetro de la
analogía.
64
Si estoy sobrio la alegría me nace a
través de un velo
pero mi mente pierde conciencia si bebo.
He ahí un solo momento entre la
sobriedad y la embriaguez
por el cual daría todo. ¡Esto es la vida!
65
No te angustie el juicio de Aquel que te
ha creado,
incluso si tu culpa y tu crimen fueran
inmensos.
Si el último sueño ahora te atrapa y
estás ebrio,
Él sabrá perdonar las cenizas de tus
huesos.
66
Observa la Fortuna, siempre lista para
el engaño.
No seas intrépido, la espada del Destino
es afilada.
Si miel suave te ofrece la Suerte,
no la aceptes: puede esconder un veneno
letal.
67
Cuando esté ya muerto unjan mi cuerpo en
delicioso vino,
y por rito funeral eleven un canto ebrio
de vino purísimo,
y, si después, en el Día del Juicio,
quieren verme resucitar
búsquenme en un solo lugar: vuelto polvo
del piso de la taberna.
68
Con el cantor alegre y el vino
silencioso me doblego en este tesoro en ruinas.
Mi alma, el corazón, la copa y mis
vestidos se tiñen en la espuma del vino.
Libre ya del deseo del premio y del
temor de la pena,
desconozco a la tierra, al fuego, al
agua y al aire.
Omar Khayyâm
Quartine
traducción del farsi al italiano Hafez Hajdar
sobre la versión de Mohhamad' Alî Forughî
La traducción al español, Mario Bojórquez
Quartine
traducción del farsi al italiano Hafez Hajdar
sobre la versión de Mohhamad' Alî Forughî
La traducción al español, Mario Bojórquez