Tuesday, May 26, 2009
Contradanza de pie y de barro dos versiones en video
Este poema fue publicado en la editorial Tierra Adentro en el año 1996, resultó ganador del Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa en su primera emisión, el jurado calificador estuvo conformado por tres poetas que admiro: Víctor Sandoval, Dionicio Morales y Oscar Wong. Los ganadores en años posteriores han sido, entre otros, Aglae Margalli, Roxana Elvridge-Thomas y Diego José.
Thursday, May 21, 2009
El piano de Federico García Lorca
De Federico García Lorca se conservan dos grabaciones para la radio en Argentina que aun no han sido difundidas; sin embargo, circulan sus aportaciones al piano en la recuperación del patrimonio musical popular español, aquí acompaña a La Argentinita en el Zorongo Gitano. Podemos acercanos al maravilloso poeta desde la música.
Tuesday, May 19, 2009
Friday, May 08, 2009
José Emilio Pacheco, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2009
Tuesday, May 05, 2009
Canción del esposo soldado en la voz de Miguel Hernández
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Canción del esposo soldado
He poblado tu vientre de amor y sementera
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.
Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mi dando saltos
de cierva concebida.
Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al mas leve tropiezo
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.
Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.
Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.
Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.
Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.
Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado,
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.
Es preciso matar para seguir viviendo.
Un dia iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.
Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.
Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.
De: Viento del pueblo
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