Monday, June 30, 2008

Reloaded

En el tiempo en que todos éramos amigos


Reloaded

Pensar es limitar. Inteligir es excluir.
Hace mucho que es bueno pensar,
porque hace mucho que es bueno limitar y excluir.

Fernando Pessoa, Aforismos Sensacionistas

La inteligencia decimos, es el principio de la infelicidad. Da la vista en el blanco de la cosa y deja por completo de tener importancia. Estamos los poetas reunidos para hablar de conceptos excluyentes y limitados: Poesía, Mexicana, Actual. Entendemos por poesía, el ejercicio escritural que, demarcado por ciertos caracteres rítmicos produce un estado de elevada concentración anímica. Lo mexicano refiere todo aquello que ocurre en esta cierta porción de mundo y lo actual es, lo que los aquí reunidos con otros sus semejantes, produce. De esto hablaremos.

El pensamiento avanza por oposiciones, es decir, contrasta los conceptos para definir los contornos de su idea; así la primera consideración será identificar todo lo que no es poesía: ni diremos como es moda, que los géneros se han agotado, o que lo poético reside en toda actividad humana, estas dos proposiciones han sido resueltas desde hace mucho por mentes demasiado lúcidas como para hacer aquí dilatada relación de lo muy sabido. Poesía es entonces, una cierta escritura que provoca en el que escribe y en el lector, la noción de un sentimiento posible, la sensación de vivir por un momento la existencia de otro.

La nación mexicana tuvo una poesía ritual en cada una de sus regiones, desde los cantos cucapaes en el alto desierto de la California, hasta las emboscadas estelas de Palenque; apenas en el siglo pasado Ángel María Garibay y Miguel León Portilla, pusieron un poco de orden en ese pasado nuestro y creo que aun no logramos aprender algunas de sus lecciones básicas. Llamamos poesía mexicana a todo aquello que resulta publicado a partir del movimiento de Independencia, es decir, dos siglos completos, el XIX y el XX, José Pascual Buxo y José Joaquín Blanco analizaron el legado de la colonia, donde la sintaxis y los temas eran aun eminentemente latinos y donde sobresale la figura de Sor Juana y sus primeros asuntos mexicanos, me refiero a los sonetos fonéticos en Ca y en Che. Para José Emilio Pacheco, la poesía mexicana inicia con Fernández de Lizardi y más propiamente en la Academia de Letrán, con la confrontación entre dos grupos, los neoclásicos y los románticos.

Es asunto de notar, que nuestra poesía tenga apenas cuatro o cinco movimientos importantes en toda su historia, el llamado neoclasicismo, la época romántica, el modernismo, las vanguardias, la tradición de la ruptura, como la llamó Paz y esto que ahora vivimos y que no acaba por nacer verdaderamente, ni siquiera por definirse. Es tan cercana la convivencia generacional entre los poetas incluidos en la Asamblea de Zaid y nosotros que no hemos podido delimitar con claridad los rumbos y características de nuestra época.

Escribir hoy en día se ha vuelto asunto del Mercado, las tecnologías invaden nuestro entorno y nos modifican, establecen los gustos y prefijan las formas del discurso, nuestras preocupaciones primordiales consisten todavía en ser modernos o contemporáneos y no en ser originales, es preferible sumarse a la escuela de la prosa de Guadalajara o continuar el ejercicio del espectáculo lumpen del lenguaje a lo Ricardo Castillo. Creo que el problema de la poesía mexicana actual reside en el pensamiento, ya Mairena nos previno con respecto a la libre expresión de las ideas, decía el maestro de retórica y sofística, ¿para qué queremos la libre expresión de un pensamiento esclavo?

Los neoclásicos vivieron pensando que el tiempo pasado fue mejor, los románticos que la felicidad estaba fuera de este mundo, los modernistas que el placer se podía conseguir en un mismo tiempo y espacio, las vanguardias apostaron al futuro, la tradición de la ruptura participó de todos los espacios en un mismo tiempo y nosotros vivimos el tiempo y el espacio simultaneo frente a la pantalla de la computadora, mientras mantienes una conversación escrita, redactas una ponencia para el encuentro de poetas jóvenes, cargas un archivo, respondes el teléfono y tomas dos equis ámbar; creo, con el debido respeto, que no pensamos igual que nuestros más queridos poetas del siglo pasado, sin embargo estamos empeñados en hablar como ellos, decir las cosas que ellos ya tan bien dijeron, incluso a pronunciar con el mismo ritmo.

En mi experiencia, después de haber transitado con impertinente acuciosidad en las formas tradicionales de la poesía en lengua española hasta sus fuentes galaico-portuguesas, pasando por todas las formas estróficas y los versos eminentemente españoles, así como el verso libre, el versículo paralelístico y la prosa rítmica, sin dejar de confrontar toda esta tradición con otras literaturas y otras lenguas, declaro que no es objeto de la forma el que interesa a nuestro tiempo, existen formas más relevantes y cómodas para la expresión que lo poético como lo entendemos aquí, el video, la multimedia o el performance, son opciones no desdeñables del ejercicio artístico, sin embargo considero que la poesía es hasta ahora el mejor modelo, el más concentrado, el más perfecto para la expresión cabal del pensamiento alto y de los sentimientos más profundos.

Mi poesía actual camina por senderos que incluyen la perplejidad del pensamiento simultaneo, la velocidad del video digital, la desdoblada e infinita conectividad del hipervínculo, no sé, aun no lo sé, si es el camino correcto; me he propuesto intentarlo, mi invitación es busquemos relacionar este modo nuevo de sentir y de pensar con lo que escribimos. Nuestro compromiso no es con una posible forma de expresión, sino con un pensamiento que limite y excluya todo aquello que no es propio de lo que somos, ese pensamiento original encontrará sin duda su mejor manera de expresarse.



Ponencia presentada en el Encuentro de jóvenes poetas Ramón López Velarde, en la Casa del Poeta Ramón López Velarde, México DF, septiembre de 2003.

Thursday, June 19, 2008

El soltero es el tigre que escribe ochos en el piso de la soledad

Conferencia Magistral
El soltero es el tigre que escribe ochos en el piso de la soledad
Jornadas Lopezvelardeanas 2008


Entrevista con José Cedeño para Hispanópolis



Agradable conversación con el poeta José Cedeño que ha quedado registrada en http://hispanopolis.com/bin/segmentos.cgi?pid=78&sid=2409 sobre algunos de mis libros y sobre la poesía en general, allí se habla sobre los usos retóricos de José Alfredo Jiménez; ya han aparecido algunos segmentos de esa conversación y seguirán saliendo otros más.

Tuesday, June 17, 2008

Un paseo por la crítica

Un paseo por la Crítica

Para Mario Bojórquez cada poema es un pájaro en libertad. El título de este libro alude a ello: Pájaros sueltos es una recopilación de poemas –aves que se posan, como dice el autor, en el “árbol sin tierra del lenguaje”—para ser atrapados, por un instante, por la mirada del lector. Atraído por la vanguardia en lengua española y sus continuadores, Bojórquez apuesta en esta primera colección de poemas por una poesía que es juego, ironía, experimentalismo. Consciente de que la poesía es lenguaje, este poeta joven promete, en sus mayores logros, una obra futura.

Manuel Ulacia, sobre Pájaros Sueltos.

El verso libre de Bojórquez es de los mejores que hay entre los jóvenes poetas actuales: cuidadoso con las cadencias y con la relación entre idea, imagen y sonido, el poeta logra que sus poemas se manifiesten, se abran paulatina y verticalmente.

Sandro Cohen, sobre Pájaros Sueltos.


Para construir su epopeya Mario Bojórquez hace uso de los recursos adecuados. Un metro largo y complejo, alejandrinos compuestos de dos hemistiquios heptasílabos muy independientes, de ritmo solemne pero no lento, propio para la aventura romántica y para los hechos de los héroes. Sin ataduras de rimas y estrofas fijas, logra un verso flexible y plástico de alta calidad sonora y de reposada maestría, que además es agradable a la vista pues organiza en dos columnas que se antoja leer incluso como textos independientes, si no fuera atreverse demasiado. La factura es impecable, con un léxico moderno y amplio, amorosamente seleccionado y combinado por la armonía vocálica, lo cual evidencia un uso consciente y arduo de la lengua.

Gabriel Rovira, sobre Bitácora de Viaje de Fortum Ximénez.


Dentro del área del metro hay un despliegue armónico de endecasílabos, aquí el juego rítmico entre metros enfáticos, heroicos y melódicos, abarca a los denominados yámbicos y a los B2 a la francesa; en su conjunto, estas cinco variantes, colocadas entre sí a la distancia justa, dan por resultado un decir poético tan terso como lúdico. La lectura va sin tropiezo línea a línea, recorriendo la buena colocación de las palabras, y es así que el entretejido de las ideas forma dentro de la estructura un todo que se relaciona en gran equilibrio con sus partes.

Lourdes Sánchez Duarte, sobre La Mujer Disuelta.


Mario Bojórquez es de los pocos poetas jóvenes que no pone como pretexto el verso libre para dejar la lengua absuelta. El poeta sabe de rimas y de ritmos, se ciñe a esa exigencia y desde ahí dice lo que necesita sin más pero sin menos. En Contradanza de pie y de barro se conserva un ritmo que rompe el alejandrino elegido, el poeta lo forza con el pie de la danza anunciada y no de pie forzado; con ello da en cada verso, un paso y luego otro, para que se vaya dibujando en la página que leemos el poema y su cadencia. Al situar en dos planos la línea, con dos tiempos que no se tropiezan ni se encabalgan, el verbo danza: un izquierdo, un derecho; pausa, media vuelta, giro, salto.

Armando Oviedo, sobre Contradanza de pie y de barro.

Después de leer Contradanza de pie y de barro uno no deja de preguntarse ¿qué fue primero, el fondo o la forma? Aunque algunos críticos como Alí Chumacero, que mucho sabe de esto, opinan que fondo es forma. Por ahora me dejaré seducir por esta observancia crítica más allá de toda verdad suprema –si la hay-. La inmersión formal de Mario Bojórquez en este libro es total, ambiciosa, me atrevería a decir que también premeditada, aunque no debemos cerrar la puerta a los lectores que de pronto sientan que el poeta ha sido arrastrado por los primeros compases de una sinfonía. O mejor, que una vez habitado por los alejandrinos iniciales, aquellos a los que Rubén Darío dio vida, no pudo sustraerse a su corriente. Son varios los riesgos asumidos para escribir un libro de estas características. Es muy extraño que sea un joven como Mario (28 años) quien recurra a este viejo y olvidado tranco del alejandrino para expresar su verbo a lo largo de ochenta largas y sostenidas páginas.

Dionisio Morales, sobre Contradanza de pie y de barro.


Poesía sin época, así son las Gacelas de Bojórquez, donde la palabra es la vestal del amor, que registra puntualmente los recovecos y sinuosidades de la experiencia amorosa no cumplida. En las Casidas, la manifestación del alma humana recibe su máxima acepción. Ambas, Casidas y Gacelas constituyen un todo creativo, sostenido en la eficaz alianza entre el rigor y la precisión de lo apolíneo y la desbordante sensualidad de lo dionisiaco. Diván de Mouraria es una apuesta inteligente, un libro que nos hace vibrar con su verso vigoroso, revelador y siempre actual, que además tiene el poder de seducirnos con el verbo transparente que enmarca el todo en su geografía espiritual.

Edma Gómez, sobre Diván de Mouraria.


Tal vez el Diván de Mouraria sea, junto con Nostalgia de la Muerte de Xavier Villaurrutia, el libro que mejor ha explotado el arsenal retórico en nuestra tradición literaria. Los poemas del Diván… alcanzan la poesía gracias no sólo a la emoción contenida en cada verso, sino al eficaz uso de los tropos, aliteraciones y demás figuras que funcionan en los distintos niveles del lenguaje. Hecha para la memoria, la anáfora de la “Casida del odio” es un gran ejemplo de cómo la reiteración de una frase conduce, en las manos correctas, a la literalidad: “Todos tenemos una partícula de odio”.

Jorge Mendoza Romero, sobre Diván de Mouraria.


Poesía de la imagen que canta, la de Mario Bojórquez nos reconcilia con el lenguaje poético sumido, en la poesía más joven, en la búsqueda desaforada de un palabra que no encuentra asidero por que ha olvidado lo fundamental: el poema es un organismo verbal que suscita el encuentro entre el hombre y su condición primaria: esa extrañeza original que permite al poeta revelarse y revelarnos.

Malva Flores, sobre Pretzels.


Mario Bojórquez es un poeta de los que Dámaso Alonso llamaba reflexivos porque saben qué quieren hacer en el poema y con qué recursos. Partiendo del heptasílabo –ritmo natural de su voz poética– construye la intensidad y crea el ambiente preciso para conmover mediante la entonación. Esto sucede, por ejemplo, cuando en el primer poema dos dodecasílabos presentan cinco y seis acentos respectivamente, creando versos yámbicos que propician un ritmo intenso, un tono ascendente. Luego un verso con dos hemistiquios heptasílabos en donde el primero es trocaico, es decir, con acentos cada dos sílabas, y que mantiene la intensidad de los dos dodecasílabos. El segundo heptasílabo presenta una mayor distancia entre acentos para, de ese modo, volver el ritmo más lento y solemne, en tono decreciente. Así, mediante la fuerza de entonación, producto de la intencionalidad de los acentos, el autor modela, crea una curva melódica sumamente atractiva: Cada que digo agua, el agua vuelve viento/ el viento fuego, el fuego mi nombre exacto/ pero mucho más pleno/ y más desconocido.

Alí Calderón, sobre Pretzels.

Estas palabras vienen para festejar a la poesía, pues en El deseo postergado de Mario Bojórquez, he encontrado una enorme posibilidad para disfrutar la emoción y el cuidado por la palabra. Este poemario, merecedor del Premio de Poesía Aguascalientes 2007, explora los rincones del alma humana, sus deseos y postraciones. En muchos sentidos es una apología a los hombres que buscan alcanzar los grandes sueños: el de la verdad y la comprensión de lo sagrado, aunque para ello la vida se vuelva apenas tolerable.

Rubén Márquez, sobre
El deseo postergado

Sensible, audaz, sincero, Mario Bojórquez ofrece en su poemario El deseo postergado una mezcla de sentimientos que llevan al lector a la identificación y a la angustia ante un mundo que parece inevitablemente condenado, en donde no hay opción de redención ni en el pasado ni en el futuro. El poeta Bojórquez se vale de un lenguaje preciso y concreto para expresar los sentimientos encontrados en los que la voz lírica se ve envuelta y de los que no encuentra manera de resolver o concretar. La línea poética está dirigida básicamente a la denuncia de un mundo en condenación y de la condición de un hombre (tal vez todos los hombres) que están en una búsqueda constante pero que no pueden llegar a alcanzar nada. La voz lírica se encuentra hablando a un hombre, que es él mismo, a través de la segunda persona, un método perfecto para ejemplificar el sentimiento de soledad que el poemario entero presenta. La voz, cansada, sabia pero triste se encuentra ubicada desde un futuro, en un tiempo donde es posible detenerse y voltear a ver al hombre, al poeta, que sufre. Esta voz es la que recuerda al poeta (y al hombre en sí) su condición de criatura insignificante que no puede hacer nada para remediar su condición de inferioridad.

Adriana Iraís Dorantes, sobre El deseo postergado


El Deseo Postergado es el canto de un poeta que no supo vivir como deseaba. Comienza con una inscripción lapidaria escrita con infortunio y angustia; y termina aceptando su inevitable condición. Las últimas palabras pronunciadas antes de morir son las más importantes, pues es en ese momento cuando la vida tiene más importancia. En ese instante ya nada es tan importante, pasaremos nuevamente a ser parte de la tierra y nutriremos con nuestras cenizas los futuros cadáveres. Nuestro nombre se perderá, y formaremos parte de un pasado irrecordable.

Miguel Ángel Martínez, sobre El deseo postergado

Mario Bojórquez se había distinguido de entre los poetas de su generación por dos motivos que, constantes, vuelven a aparecer en este libro: el rigor y una poética que intenta hacer de las cosas, del mundo, un algo trascendente.(…) Éste es un libro que está llamado, como antes otros ganadores del mismo premio, a proponer un nuevo rumbo en los modos de la lírica contemporánea mexicana.

José Luis Justes Amador, sobre El deseo postergado

En el lenguaje de Bojórquez se nota la asimilación de la tradición española y, aunque su mirada es más bien la del pensamiento barroco, el tema es ciertamente novedoso en la poesía mexicana: el mito de Tántalo transfigurado en un moderno Prometeo con el dolor de quien desea devorar al animal que lo tortura.

Francisco Alcaraz, sobre El deseo postergado



"Mario Bojórquez." Wikipedia, La enciclopedia libre. 18 jun 2008, 16:18 UTC. 18 jun 2008, 16:21 <http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Mario_Boj%C3%B3rquez&oldid=18227271>.

Wednesday, June 04, 2008

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En Círculo de Poesía El deseo postergado

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