La poesía de nuestro tiempo es fragmentaria y total, como es la realidad que vive el hombre en estos días: el pensamiento reproduce procesos del desarrollo industrial; únicamente conoceremos una parte del todo, en la maquiladora sólo podremos armar un circuito del entramado digital de un auto, en un país distante armarán el siguiente circuito, y en otro distante país, se encontrarán esas dos piezas y se ensamblarán sus destinos en un orden común. Así se muestra la tendencia escritural en nuestros días, los llamados desórdenes de atención en la adquisición de los primeros procesos cognitivos en los niños contemporáneos denotan esta nueva manera de percibir el mundo, el cerebro se ha habituado a mantener múltiples conductos de percepción, diversas líneas de diálogo inmediato: frente al ordenador una persona puede mantener tres o cuatro conversaciones digitales de muy distinta gradación emocional al mismo tiempo, en una triste, ya en otra exultante, en otra más perplejo, y en cada una de ellas ser eminentemente sincero; mientras estas tres o cuatro conversaciones tienen lugar, se mantiene una conversación telefónica, se envían varios mensajes por celular, se revisan los periódicos del día en sus versiones web, se descarga el archivo de una invitación a São Paulo, se redacta, finalmente, este texto.
La escritura poética participa en el desarrollo de estéticas que ahora mismo están germinando y que muy pronto encontrarán caminos adecuados de divulgación, dando cuenta de los procesos industriales y de comercialización global, el mundo paralelo de la cibernética con sus placeres virtuales, la entronización de las migraciones con los sub-productos de insaculación metalingüística, el dinero de plástico y un capitalismo degradado que nos hace más una estadística que personas reales. Cuáles serán sus características más peculiares, no lo sé, pero creo que incluirán una nueva velocidad léxica, la exploración de un lenguaje desde derroteros metalingüísticos, la utilización de diversas lenguas multimodales, una elaboración cada vez más compleja del légamo sintáctico.
Es una vía espiritual antes que formal, que no pretende ser la verdad última, están ahí diversos caminos de comprensión del mundo pero no quieren ser una fotografía, desean más bien reproducir estados de ánimo, conexiones anímicas con los espacios, la lengua, las costumbres.
No es objeto de la forma el que interesa a nuestro tiempo, existen maneras más relevantes y cómodas para la expresión de lo poético como lo entendemos aquí, el video, la multimedia o el performance, son opciones no desdeñables del ejercicio artístico, sin embargo considero que la poesía es hasta ahora el mejor modelo, el más concentrado, el más perfecto para la expresión cabal del pensamiento alto y de los sentimientos más profundos.
Esta poesía actual camina por senderos que incluyen la perplejidad del pensamiento simultáneo, la velocidad del video digital, la desdoblada e infinita conectividad del hipervínculo.
Aun no sabemos si es el camino correcto pero nos hemos propuesto intentarlo, la invitación es que busquemos relacionar este modo nuevo de sentir y de pensar con lo que escribimos. Nuestro compromiso no es con una posible forma de expresión, sino con un pensamiento que limite y excluya todo aquello que no es propio de lo que somos, ese pensamiento original encontrará sin duda su mejor manera de expresarse.
Mario Bojórquez
A propósito de la publicación de La espina en la flor, antología de la nueva poesía mexicana de Mario Bojórquez, Álvaro Solís, Jair Cortés y Alí Calderón, Ediciones LAR, Chile, 2009.