Salaz tienda y vosotros, contubernales,
de los hermanos con píleo al pilar nono:
¿juzgáis que tenéis vergas vosotros solos;
que, con cuanto hay de niñas, sólo os es lícito
fornicar, y juzgar a los otros, chivos?
O, porque de continuo os sentáis, insulsos
cien o doscientos, ¿juzgáis que no osaría
dar de mamar a los doscientos sentados
juntos? Juzgadlo; pues de toda la tienda
os inscribiré el frente con porquerías.
Pues que mi niña, la que huyó de mi seno,
amada tanto cual nadie será amada,
por quien yo he combatido tan grandes guerras,
se sentó aquí. A ella, buenos y ricos,
todos la amáis, y en verdad, lo que es indigno,
todos chiquitos, callejeros adúlteros;
tú sobre todos, uno entre melenudos,
hijo de Celtiberia la conejera,
Egnacio, a quien la espesa barba hace bueno,
y el diente, con ibera orina frotado.
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