Monday, November 26, 2007





En torno a "La luz que va dando nombre"
Entrevista con Alí Calderón
Por Sergio Ernesto Ríos

La luz que va dando nombre es una antología publicada hace unos días en la ciudad de Puebla, reúne a poetas
mexicanos nacidos entre 1965 y 1985, con la intención de privilegiar los poemas más allá de los nombres, premios o
becas. Estas son las palabras de uno de los antologadores, el poeta y crítico Alí Calderón (Ciudad de México, 1982), autor
de los libros Imago prima y De ser en el mundo.
Sergio Ernesto Ríos (SER): Recientemente han sido publicadas algunas antologías de poetas jóvenes en México, ¿de
dónde surge la idea de La luz que va dando nombre y frente a otras antologías para ti qué cosas se ofrecen al lector en
esta?
Alí Calderón (AC): Desde 2002 hemos estado siguiendo las antologías de poesía mexicanas, desde el Manantial latente de
Ernesto Lumbreras y Hernán Bravo hasta Árbol de variada luz, de Rogelio Guedea, de Más vale sollozar afilando la
navaja, de Cuiria ediciones a la muestra de poesía editada por Punto de Partida, además hemos estudiado las otras
antologías de poesía mexicana. Dos siglos de poesía mexicana de Juan Domingo Argüelles a Tigre en la sed de Víctor
Manuel Mendiola creemos, a partir de la lectura de estos textos, que el canon es decir los poetas considerados como
esenciales y portadores de la tradición literaria son resultado no de la calidad de sus trabajos, sino de mecanismos de
legitimación de la literatura La aparición en una antología es uno de ellos. El prestigio, pues, sería resultado más de la
política que de la calidad del poema. Por ello, nosotros Álvaro Solís, Jorge Mendoza y yo, decidimos pensar la llamada
poesía joven desde otra perspectiva decidimos, antes de interpretar y decir "estos son los mejores poetas" describir los
modos de crear lo poético, los procedimientos para construir el poema las diferentes tendencias estéticas que se
advierten en la poesía de los poetas nacidos entre 1965 y 1985. Eso aporta nuestra antología, organizar el presente
poético a partir del concepto de "lenguaje literario" entender la poesía reciente apelando a la teoría literaria. De este
modo, pensamos, podemos si no asegurar la honestidad total, sí mayor transparencia en la comprensión de la literatura
mexicana.
SER: En ese sentido y luego de leer el prólogo me parece que es una de las primeras antologías con un tratamiento
académico, ¿cómo fue promediar, esos dos ámbitos tanto el académico y el creativo? ¿La lectura como forma de
entendimiento (investigación) y la lectura por placer?
AC: Creo que la división es más un constructo que una realidad. Es decir, la fragmentación fue una invención del
romanticismo, en realidad están muy cercanos ambos ámbitos. Pensamos que en esta época en que la información
nos rebasa, en que la pérdida de canon es evidente y que "todo vale" debemos ceñirnos primero al concepto de
tradición literaria, y luego de teoría de la literatura para entender la poesía, el cuento, la novela. La teoría literaria parte de
las preceptivas medievales, renacentistas, etc. y culmina en la semiótica, disciplina que hemos adoptado para describir la
poesía mexicana contemporánea; son herramientas, nunca prescripciones la teoría literaria es entendida como una
ayuda para emprender la descripción, sin embargo siempre consideramos que la poesía, el extrañamiento que produce ,
la conmoción, la emotividad, es siempre lo más importante. Lo demás es sólo un camino para asediar el texto y entender
cómo es que nos conmueve, por qué funciona.
SER: Hay algunos mitos respecto a la poesía mexicana, uno de ellos es su regionalismo y por ende su temática; poesía
de Chiapas, Tabasco o Veracruz; poetas del centro, Guadalajara y el bajío, y finalmente el norte del país. ¿Compartes
esta lectura, o te parece que la poesía reciente va tomando otro desarrollo, menos ceñido, menos local o regional?
AC: Pienso que han sido modos de organizar la poesía, sin embargo, esa visión deriva de una crítica impresionista porque
cuenta más el poeta que el poema, importa lo extraliterario sobre lo literario, interesa más de dónde es el autor que cómo
es su estilo. Nosotros creemos en organizar la producción poética reciente a partir del estilo, de los distintos
procedimientos retórico-estilísticos que se emplean. A pesar de que la región podría "imponer" cierta sensibilidad, creo que
debemos pensar en función a la inmanencia del texto artístico, esto es, pensar en la estructura del poema más que en el
poeta. Una vez puesto el punto final del poema, el poeta deja de interesarnos. Lo que importa es la poesía.
SER: El otro mito del cual me interesa escuchar tu opinión es la oficialidad o institucionalidad de la poesía mexicana, que
a diferencia de otros países (Chile, Argentina, Perú o Brasil) siempre ha sido cobijada por el estado o validada por gente
en el poder, los famosos mandarines culturales, con becas, premios y círculos de poder en su apogeo, ¿podemos pensar
que ésta es otra característica que conforma la visión de la poesía mexicana?
AC: Sin duda, pienso que puede decirse que la poesía mexicana es una farsa, se eleva a poetas que no valen mucho la
pena y se olvida a otros que tienen mayores méritos estéticos. Esa es nuestra preocupación esencial, de ahí parte
nuestro ejercicio de reflexión: la poesía mexicana es corrupta. Por tanto, es necesario pensar nuestra tradición desde la
honestidad de la teoría literaria. Los mecanismos de legitimación de la literatura, becas, premios, reconocimientos, inclusión
en antologías, reseñas favorables, etc., etc., son todos de orden extraliterario. Nunca se atiende la calidad de una obra;
más bien, nunca se nos dice por qué un poema es bueno. El Sistema Nacional de Creadores o el FONCA de jóvenes
creadores está atiborrado de poetas malos, pero poetas amigos, conocidos de los jurados. Tal es la problemática de
nuestra poesía: requerimos mecanismos de transparencia. Pienso que la descripción que ofrece la teoría literaria puede
ser uno de ellos, no el único o más importante, sólo uno de ellos.
SER: Algo que dará de qué hablar en el caso de esta antología es la inclusión de los antologadores, ¿por qué
publicarse?
AC: Creo que ese no es problema y más aún, es un derecho legítimo. Se puede hablar de "mal gusto", pero debemos
pensar que la antología canónica de México, Poesía en movimiento, recupera el trabajo de sus antologadores: Octavio
Paz, Alí Chumacero, José Emilio Pacheco y Homero Aridjis, es habitual esta inclusión desde entonces. Recientemente,
en Tigre en la sed, de Víctor Manuel Mendiola, publicada en Hiperión, el antologador recoge también sus textos creo que
los poemas están ahí, y si no parecen estar al nivel, que sean señalados y etiquetados como un abuso si no, si por el
contrario, se considera que los poemas son "decorosos", no hay problema alguno. Espero que sea el caso.
SER: En cuanto a los poetas ya consagrados y que son parte importante del nuevo desarrollo de la poesía reciente en
México ¿a quiénes mencionarías?
AC: Creo que los libros que considero superiores, escritos en México en los últimos veinte años son: Cuadernos
contra el ángel de Efraín Bartolomé; El diván de Mouraria de Mario Bojórquez y Los hábitos de la ceniza, de Jorge
Fernández Granados por tanto, esenciales dentro de "la poesía joven" serían Mario Bojórquez y Jorge Fernández
Granados me parece que ellos dos son capitales en nuestra tradición, se trata de poetas perfectos, formalmente
cuidadosos y no sólo eso, poetas que logran estremecer con sus textos. Es decir, no sólo deleita su manejo de la forma,
su manipulación del lenguaje sino que sus poemas estremecen, conmocionan logran friquear, producen el extrañamiento
estético fundamental en todo texto de intención artística. Hay muchos otros poetas valiosos, pero creo que ellos dos son
axiales. Si pensamos en poetas que ejercen algún tipo de influencia pensaría también en Ernesto Lumbreras. Pero creo
que los otros dos son poetas superiores.
SER: Respecto a los poetas jóvenes o poemas que vienen conformando una voz original o interesante ¿quiénes te
parecen susceptibles de mencionar?
AC: Muchos, indudablemente. Me gusta mucho la poesía de Jair Cortés, su fuerza, su garra. Me gusta también la
emotividad de Carlos Ramírez Vuelvas, de Colima. Me interesa el barroco, el universo verbal de Sergio Ríos; la ironía, el
tono epigramático de Iván Cruz, pero pienso también en Balam Rodrigo, en la emotividad de Jeremías Marquines, en
los textos de discurso amoroso de Rogelio Guedea, en el manejo de la imagen de Víctor García, escapan muchos a mi
memoria, pero aquí hay algunos ejemplo de la buena poesía que se escribe en México hoy.
SER: ¿Qué piensas acerca de la informalidad temática discursiva de poetas como Inti García Santamaría, algunas
veces calificado como poeta pop, o poesía pop?¿Es una de las salidas antes inéditas en una poesía tan oficial como la
nuestra? En contraste con otros países latinoamericanos donde ese código ya fue agotado, aquí resulta novedoso.
AC: Pues creo que se trata de un buen poeta. Un poeta que sigue el estilo que impusiera Eduardo Milán que se
advierte a veces en Luis Felipe Fabre, un discurso pleno de paronomasias, de isotopías del significante, de aliteraciones;
algo que intentó Paz en Los trabajos del poeta, que antes ensayó Villaurrutia, Girondo. Creo que es poesía cercana al
automatismo psíquico del surrealismo, es una opción interesante.
SER: Respecto a los poetas que no aparecen en La luz que va dando nombre, ¿se trata de una elección consciente?
Puesto que no hay una lista de poetas incluidos como en el manantial latente.
AC: Hicimos un trabajo lo más ampliamente posible de recopilación, evidentemente, escaparán poetas a nuestro
ejercicio; pero sobretodo, por cuestiones de edición, necesitaríamos 500 páginas como mínimo para dar cuenta de los
poetas de esta época. Recogimos lo que creímos representativo, quienes quedaron fuera fue no por calidad escasa,
jamás, sino porque nunca tuvimos sus materiales o porque el lenguaje literario no era nítido. O porque, debo ser franco,
no nos gustó su poesía, la inclusión debía pasar por la discusión entre tres personas: Álvaro Solís, Jorge Mendoza y yo,
usualmente estábamos en desacuerdo.
La luz que va dando nombre, Alí Calderón coord., Secretaría de Cultura / Gobierno del Estado de Puebla, Puebla, 2007,
208 pp.

e-consulta – periódico digital de Puebla, Oaxaca y Tlaxcala
http://www.e-consulta.com Potenciado por Joomla! Generado: 26 November, 2007, 09:42

2 comments:

Anonymous said...

ya leí la antología, es muy muy buena.
Se me hace que es la primera vez que se antologa "Casida del Odio". Celebro eso!!

Alan Zamora

Bernardo Ruiz said...

Máster Hiperbóreo:

Con ese sombrero pareciera que hace mucho sol en la Internet.
Descubra la cabellera al viento (al fin tampoco hace aire).

Larga vida al autor y al Blog.

Saludos
Bernardo Ruiz

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