Tuesday, December 30, 2008
Monday, December 29, 2008
Friday, December 26, 2008
Tuesday, December 02, 2008
Enriqueta Ochoa (1928-2008)
Enriqueta Ochoa es una poeta imprescindible de la literatura mexicana del siglo XX, con Las urgencias de un dios de 1950, su poderosa voz se abrió un espacio en la poesía mexicana al lado de otras notables mujeres como Rosario Castellanos y Dolores Castro. Yo la conocí en 1995 al recibir el primer premio nacional de poesía que lleva su nombre en la ciudad de Torreón Coahuila por Contradanza de pie y de barro, los jurados de ese certamen fueron don Víctor Sandoval, don Dionicio Morales y don Óscar Wong. Sabemos que dejó un magisterio entrañable entre los jóvenes poetas mexicanos y un diccionario de poética que muy pronto será publicado. Nuestro querido amigo, Vicente Alfonso, publicó recientemente una entrevista con la maestra Enriqueta Ochoa, en ocasión de la entrega de la Medalla de Bellas Artes al cumplir ochenta años de edad, descansa en paz.
Entrevista a Enriqueta Ochoa de Vicente Alfonso
Sunday, November 23, 2008
La Poesía y su Lector
Bojorquez, Bartolomé y Fernández Granados, en la Casa del escritor de Puebla
Y la poesía desbordó el espacio...
Gustavo Osorio de Ita
Puebla, Puebla. a 22 de Noviembre de 2008
Se ha corrido la voz.
Todo el que gusta de la poesía en esta ciudad, o incluso aquellos vinculados de alguna manera remota con la literatura, se dan cita esta tarde de Miércoles cualquiera para escuchar tres voces que guían la poesía mexicana.
En la mesa toman asiento los tres gigantes: Jorge Fernández Granados, Efraín Bartolomé, Mario Bojórquez. Los tres parecieran saber que vienen a impactar; que vienen a hablar desde y de lo profundo.
Inicia Bojórquez, Premio Aguascalientes 2007, con El deseo postergado. La voz de Bojórquez – áspera – lima el alma y de la ralladura va moldeando poemas que hablan en un tono ni orgulloso ni humilde, sino profetizante. Bojórquez quita como un mago la tela de lo cotidiano para encontrar la lumbre en otro tiempo encendida. Se nota nostálgico cuando mira a los ojos y pronuncia silaba a silaba, verso a verso, el “nadie te dijo nunca que no es posible”. El poeta canta la canción del que levanta vuelo, y así empezamos a despegarnos del suelo entre el silencio frío de esta tarde de miércoles, cientos de personas levitando bajo el verso de Bojórquez, sintiendo cada línea directa cuando señala al público con la mano firme. Entonces, puliendo sus poemas a cada verso, se deja llevar por una emoción indescriptible pero contagiosa; se sienten los versos de Bojórquez profundo en las entrañas porque son verdaderos. Así todos los que “somos lo que no queríamos”, todos los que nos preguntamos por qué “no volverán las horas”, todos los que escuchamos la sentencia: “no volverás sobre tus pasos”, absolutamente todos los que hemos postergado un deseo infinitamente, nos inflamamos – contagiados – del valor de la poesía valiente de este gigante y vemos la vida en otro tiempo pasar.
Modera Álvaro Solís la mesa. Observa atinadamente que la poesía se siente, aunque está demás decirlo: todos aquí sentimos la poesía rondar entre los muros de la Casa del Escritor.
Jorge Fernández Granados, galardonado con el Premio Aguascalientes por Los hábitos de las cenizas, fija la vista en su interior y recita poesía del alma. Una exacta correspondencia entre forma y contenido, la sensación de precisión del verso, la emotividad como fin último de la poesía: es una mezcla precisa en la poesía de Fernández Granados.
El poeta agradece al público por “…estar con algo de frío buscando las palabras”. Pero es él quien ha encontrado las palabras justas para despejar el frío; entonces el público agradece al poeta por incendiar el alma.
Fernández Granados habla sobre la soledad, sobre nuestra “incompetencia para la eternidad”, la intrascendencia del hombre en la tierra, el “no tenemos tiempo”, el estar solos y darnos cuenta, pero la imposibilidad de comunicarlo, precisamente porque estamos solos. El hombre condenado a la soledad: “Nadie va a salvarnos / nadie va a saber que lo sabemos”, pero redimido por la poesía (fin último para hablar con el otro y consigo mismo).
Granados vertebra su voz y habla de las “viejas palabras / inflamable animal de las palabras”, entonces el público se adentra en las imágenes de soles incendiando los ojos y todos viajamos al diálogo de Fernández Granados consigo mismo. Todos se reconocen afortunados de ser participes de un acto poético de esta envergadura.
Así el poeta viaja hacia su interior, y habla también sobre “Los viajeros”. En estos nace la magia de la coincidencia, la lejanía del mundo al otro lado no es nada contra los poderes de esta secreta magia. “Los viajeros”, como el poeta mismo, nos muestra el “lugar al que volvemos creyendo que nos vamos”; es la poesía aquel lugar y por lo menos hoy, nadie quiere partir.
Seis de la tarde. La temperatura baja con la noche. Se alumbra la Casa del Escritor con las tres personalidades. La gente sigue entrando a pesar de que ya no hay lugares; bien vale esperar parado para contemplar a esta poesía viva y flagrante.
Efraín Bartolomé, Premio Aguascalientes 1984, se levanta de su silla para arder: “Soy poeta y mi oficio es arder”. Su figura levantada, haciendo honor a la poesía misma, abruma en silencio al público entero: es un poeta, una veta de oro en el pecho de su generación; es enorme y está en llamas.
Invoca, en la lengua de sus abuelos, a un pasado mítico para solventar las dudas del advenedizo futuro.
Recuerda la infancia selvática del pueblo de su padre, y a su padre leyendo la revista Siempre!, y Siempre! la memoria que regresa cuando el poeta se reconoce en las páginas de la misma revista y lamenta al padre muerto. El público contempla. El poeta lamenta la muerte del padre pues nunca verá esas páginas.
Galopa sobre la “Vienta”, “yegua enloquecida de la noche”, y ausculta los lugares a dónde lo ha llevado el violento galopar para catar que sin miramientos bien “volvería a entrar por la misma puerta”. Cueste lo que cueste somos lo que somos.
Ama. Él el cielo y ella la tierra, el fecundador y ella la naturaleza que da frutos, él y ella entreverados en el lecho de la cama como “universo que los contiene” y luego confundidos haciéndose tierra y cielo a la vez. La poesía de Efraín Bartolomé ahonda en el cosmos de aquellos que explotan. El público atento contempla la creación del universo.
Nadie. Nadie sale ni se mueve. Todos quieren más. Es un público sediento de poesía. Una ronda más.
Bojórquez poetiza, señala, se agranda tras el micrófono y canta alegremente sobre su sangre que viaja desde tiempo atrás en sus anchas venas de poeta. Toca a la envidia, deseando ser la sombra del otro, y explica su necesidad para llenarnos las horas de la vida. Habla del odio, de la “partícula de odio” que vive en todos e impulsa la existencia, el odio del mar infinito, el odio que empieza a ocuparlo todo, el odio de lo que reclamamos al mundo (hoy reclamamos que esta noche no sea infinita como un pretzel); y entonces, tensionando los músculos de la cara, el rictus serio y la sangre violenta por todo el cuerpo viajando, Mario Bojórquez corta la tormenta de un tajo: “Una ola de sangre oxigenada nos devuelve la calma”.
Fernández Granados, en un incendio de inspiración, habla de “los agonistas”, habla de los jóvenes y su infinita posibilidad, el arriesgue de su identidad, de aquellos que “arrastran el peligro y el privilegio de su juventud”; habla del arrepentimiento de los demás, de aquellos muertos, sometidos o cansados. Es una disertación impresionante sobre la vida – el vivir ahora – el jugarse el todo por el todo para hacernos fuertes o espectrales. Fernández Granados da lecciones de vida, profundas desde la experiencia, que se nos van quedando tatuadas en el cuerpo.
Bartolomé cierra la velada y “vibra, está cantando”. E invita a cantar con él para ahondar en la noche y en el corazón. Lo seguimos. Todos repetimos su canto, temblando de frío, entre dientes y nos calentamos.
Bartolomé abre esta fría “noche en dos”: un ayer y un hoy, pues la poesía, para aquellos dichosos de haber contemplado este espectáculo de gigantes, nunca será la misma después de esta noche.
Monday, November 10, 2008
10º Festival Internacional de Puebla
10º Festival Internacional de Puebla: 19 de noviembre
Los mejores poetas del país ( México) / Ganadores Premio Aguascalientes, Casa del Escritor, 12:00 hrs. Evento Gratuito. Cupo limitado a sillería.
Efraín Bartolomé (Ocosingo, Chiapas, 1950). Mereció el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en 1984. Algunos de sus libros capitales son Ojo de jaguar, 1982; Música Solar, 1984; Cuadernos contra el ángel, 1987. [Poemas]
Jorge Fernández Granados (D. F., 1965) es poeta, cuentista y crítico literario. Mereció el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en 2000 por el poemario Los hábitos de la ceniza. Ha publicado también los poemarios El cristal y Principio de incertidumbre, Ediciones Era, 2008. [Poemas]
Mario Bojórquez (Los Mochis, Sinaloa, 1968) mereció el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2007 por el poemario El deseo postergado. Es autor de los libros clásicos Contradanza de pie y de barro y Diván de Mouraria. Es traductor y actualmente editor asociado de la revista Biblioteca de México. [Poemas]
Los mejores poetas del país ( México) / Ganadores Premio Aguascalientes, Casa del Escritor, 12:00 hrs. Evento Gratuito. Cupo limitado a sillería.
Efraín Bartolomé (Ocosingo, Chiapas, 1950). Mereció el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en 1984. Algunos de sus libros capitales son Ojo de jaguar, 1982; Música Solar, 1984; Cuadernos contra el ángel, 1987. [Poemas]
Jorge Fernández Granados (D. F., 1965) es poeta, cuentista y crítico literario. Mereció el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en 2000 por el poemario Los hábitos de la ceniza. Ha publicado también los poemarios El cristal y Principio de incertidumbre, Ediciones Era, 2008. [Poemas]
Mario Bojórquez (Los Mochis, Sinaloa, 1968) mereció el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2007 por el poemario El deseo postergado. Es autor de los libros clásicos Contradanza de pie y de barro y Diván de Mouraria. Es traductor y actualmente editor asociado de la revista Biblioteca de México. [Poemas]
Tres artistas de Sinaloa
El próximo doce de noviembre a las siete de la noche en el Museo de Arte de Mazatlán, estaremos Claudia Lavista, Rosa María Robles y yo, hablando con el público acerca de la experiencia de pertenecer al Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Estas dos mujeres talentosas de mi tierra han destacado internacionalmente en los campos de las artes escénicas y plásticas, respectivamente. Celebramos, asimismo, el Día Nacional del Libro, el cumpleaños de Sor Juana Inés de la Cruz y el Día del Cartero. Invita el recién creado Instituto Sinaloense de Cultura.
Sunday, November 02, 2008
Feria del Libro de Hermosillo 2008
El próximo 14 de noviembre a las 18:00 horas en el Museo de Culturas Populares e Indígenas de Sonora, presentaremos El deseo postergado publicado por Randomhouse-Mondadori en su sello Lumen y que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2007. Los comentarios críticos estarán a cargo de Iván Camarena, reciente ganador del Premio del Libro Sonorense.
Leyendo poesía en el Claustro de Sor Juana
Friday, October 31, 2008
La poesía en el Metro
Por invitación de mi querido maestro Dionicio Morales estaremos leyendo poesía en la estación del Metro Zaragoza, en la linea 1 o rosa del Metro de la ciudad de México, el próximo 7 de noviembre a las 14:00, nuestra anfitriona es Linda Guiza y estaremos ahí en compañía de talentosos jóvenes poetas como Jair Cortés, Alí Calderón y Mijail Lamas, entre otros.
José Cedeño en Bellas Artes
Estaremos en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, el miércoles 5 de noviembre a las 19:00 horas, para presentar el nuevo libro de nuestro compañero de Filosofía y Letras de la UNAM, José Cedeño, así como para presenciar el lanzamiento del Diccionario poético publicado por Siglo XXI, donde participamos 50 poetas mexicanos.
Tuesday, October 21, 2008
Poetas del Mundo Latino
Estaremos en Morelia, Michoacán, haciendo homenaje a ese gran poeta brasileño, don Lêdo Ivo, los días 22, 23, 24 y 25 de octubre, en una fiesta de las lenguas romances. Dejo aquí un breve poema suyo que traduje para el número 100 de la revista Biblioteca de México:
Lêdo Ivo
(Maceió, Brasil, 1924)
Aquí
No crea tarde
lo que es mañana.
El sol no arde
su teja vana.
Almas son cuerpos.
La tierra el cielo.
El otro mundo
es este mundo.
Ningún lugar
fuera de aquí
está a la espera.
Todo verano
es siempre otoño
y primavera.
Wednesday, October 15, 2008
20 poetas mexicanos en Argentina
En la revista digital Lexia de Argentina, el poeta Mario Meléndez ha reunido a 20 poetas mexicanos jóvenes, pueden conocer esta selección en la siguiente dirección electrónica:
http://www.lexia.com.ar/20_poetas_mexicanos.htm
ya también en Canadá:
http://revistaliterariaazularte.blogspot.com/2008/10/mario-melndez20-poetas-mexicanos.html
En Suecia:
http://www.panoramacultural.net/Suecia/mPaginas/pSelectRecord.cfm?paginaID=1647
y España:
http://elortiba.org/pdf/20_poetas_mexicanos.pdf
Tuesday, October 14, 2008
Monday, October 13, 2008
Saturday, October 11, 2008
Bonifaz Magister Erat
BOLETÍN DE PRENSA
LA POESÍA HA SIDO EL ÚNICO ACTO LIBRE DE MI VIDA: BONIFAZ NUÑO
* Recibió cálido homenaje en el Museo del Escritor, al que también donó el original manuscrito de la que considera su más grande obra, el poemario Los demonios y los días, además de otros objetos personales
México, D. F., a 10 de octubre de 2008
Al recibir el emotivo homenaje en el Museo del Escritor por su trayectoria poética y humanista, el maestro Rubén Bonifaz Nuño lamentó que sus problemas con la vista lo alejaran de escribir poesía, porque dictarla sería algo así como encarcelarla, ya que "la poesía ha sido el único acto libre de mi vida".
El también traductor al castellano de la Ilíada de Homero está por cumplir 85 años de vida el próximo mes, por lo que también recibirá un homenaje en el Palacio de las Bellas Artes.
Como parte del reconocimiento de hoy, el poeta nacido en Córdoba, Veracruz, entregó al Museo del Escritor el original manuscrito del poemario Los demonios y los días, obra considerada por el autor como la más importante de su trayectoria: "En él rompí muchas cosas vigentes en ese tiempo y traté de crear un método especial".
Asimismo donó un chaleco brocado, como muestra de que es "el único hombre decente y bien vestido del país", una leontina con reloj con una moneda de oro y una edición de Al polo norte de Emilio Salgari, el primer libro que leyó y por lo tanto, generador de su pasión por las letras. Asimismo, dejó para la galería una colección de fotografías firmadas.
El anfitrión y presidente del Museo del Escritor, René Avilés Fabila, dijo que "Rubén Bonifaz Nuño es el más grande escritor mexicano; el más grande poeta del castellano", a lo que el doctor Honoris Causa por la UNAM respondió en tono de broma "no me disminuyas, no me minimices".
Avilés agradeció que le haya permitido quererlo durante casi 50 años, "estamos verdaderamente emocionados por recibir a Rubén; esta es una oportunidad única" y agregó que "mi querido Rubén, es un hijo perfecto de la UNAM, es un hombre que se ha reconocido, que se ha visto a sí mismo como un producto muy acabado de la UNAM, pero también del otro lado hay que pensar en todo aquello que le dio Rubén Bonifaz Nuño a la Universidad".
Por cierto, el poeta, orgulloso, dice que el centro del país es la UNAM.
"Creo que cuando alguien se acerca a la obra extraordinaria de Rubén, se puede percatar de la grandeza del poeta, del traductor de los clásicos griegos y latinos; sólo pensemos en la monumental tarea que llevó a cabo traduciendo La Ilíada directamente del griego. Porque es también el gran humanista, el maestro, el hombre que ha formado generaciones de escritores, de académicos de profesionales de la literatura", destacó Avilés ante los asistentes al Museo del Escritor.
Pronto el maestro Bonifaz Nuño fue cuestionado por la prensa:
Dio una gran bocanada a su cigarro, antes de responder que compartir estos objetos al Museo del Escritor es "un acto de amistad" y su contribución al proyecto que espera permanezca y se acreciente.
- ¿Por qué escogió estos objetos para traerlos aquí?
- Primeramente porque soy el único hombre decente en este país (una ligera sonrisa); luego, es una buena decisión donar el primer libro que leí, el libro más importante lo empecé a leer cuando tenía 6 años; está un reloj con leontina, que es igual a uno que traigo aunque ya no puedo verlo.
- ¿Qué significa para usted, el número 85?
- La ruina, porque la vejez es una especie de líquido en disolución del ser humano; dos cosas debe temer el hombre: la vejez y la muerte, pero de esas dos, la vejez es la más temida.
- ¿Le falta algo por hacer?
- Claro que si, morirme (suelta otra ligera carcajada). No lo sé, tomar analgésicos o somníferos. Que son esenciales para mí en este momento.
- ¿Qué escritores han dejado huella en usted?
- Pues, por ejemplo, Emilio Salgari, Víctor Hugo, que son los más importante para mí.
Al responder una petición a la definición de poesía, Bonifaz Nuño se lamentó haberse alejado de ella "porque la máquina de escribir no era solo una máquina para escribir, sino una máquina para pensar" y, aseguró, dictarla hoy sería algo así como encarcelarla, ya que "la poesía ha sido el único acto libre de mi vida, lo demás ha sido un trabajo pagado que me ha permitido sobrevivir".
Añadió que "una hoja en blanco y el rodillo de la máquina de escribir es un reflejo de pensamiento, de forma que ahora que no puedo ver, ya no puedo ni pensar".
La Fundación René Avilés Fabila, donde se encuentra temporalmente el Museo del Escritor, presume de una biblioteca con más de 15 mil volúmenes, integrada prácticamente de literatura mexicana, la cual lleva el nombre de Rubén Bonifaz Nuño. Al respecto el escritor y periodista, Avilés Fabila, le comentó: "Así que ya tienes varias bibliotecas con tu nombre y esta crecerá más, incluso en esta ya tenemos el mismo problema que en el resto del Museo, ya no cabe. Felizmente crecimos demasiado rápido".
Avilés Fabila y el Consejo Directivo del Museo del Escritor continúan los trámites ante el CONACULTA, a fin de conseguir como sede del proyecto de los creadores literarios el inmueble conocido como el Ex Oratorio de San Felipe Neri, que se encuentra en la calles de República de El Salvador, en el Centro Histórico.
Avilés Fabila destacó que Bonifaz Nuño ha obtenido todos los reconocimientos significativos en este país, motivo por el cual el Museo del Escritor "se siente muy complacido de tener a Rubén; estamos verdaderamente emocionados de que haya aceptado vencer dificultades para estar con nosotros, con ustedes, con los medios. Yo creo que esto es una oportunidad realmente única".
Friday, October 10, 2008
Nuevo sitio experimental
Con el propósito de explorar otras posibilidades creativas, he abierto un sitio electrónico personal alojado en el exitoso Círculo de poesía. Con la ayuda de mis jóvenes colegas Carlos Conde y Jorge Mendoza propongo ahí algunos poemas manipulados desde las herramientas de la multimedia, video, html, sonorizaciones, espero que estos juegos puedan ser de su interés. Pienso que sin menoscabo del uso de las formas de la expresión poética, se puede establecer un diálogo con otros modos del arte que potencien y fijen nuevas maneras de experimentación, lo he creído siempre, en lo que no creo, es en una tesis previa, la obligación de ser novedoso es tan antigua como usar pelucas blancas y sorber rapé; en cambio, me parece utilísimo para los fines del arte actual la exploración de nuevos discursos estéticos, el intercambio afortunado entre diversas técnicas, la experimentación poética sí, no la vanguardia; el futuro se acabó en los días finales de 1997, cuando el Y2K amenazaba con regresar los relojes de todas las computadoras del mundo al cumplirse el último minuto del año 1999. En París, a la orilla del Sena y mientras reventaba en luces la Tour Eiffel, comprendimos que viviríamos un nuevo tiempo, que los relojes contarían un nuevo tiempo y que debíamos cantarlo con una nueva voz y un nuevo sentido, para esto, debíamos conocer todas las posibilidades del verso tradicional, las más descabelladas posibilidades del verso libre, cada una de las estaciones de la antigua retórica y cada andén de la moderna estilística. Estamos maduros para ser verdaderamente jóvenes, acudan a este diálogo en:
Thursday, October 09, 2008
Vamos a la Feria del Zócalo
En el marco de la Octava Feria del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México, este sábado 11 de octubre, a las 2 de la tarde, se presentarán los poetas Jair Cortés, Alí Calderón, Carlos Roberto Conde, Mario Bojórquez, Jorge Mendoza, Rubén Márquez Máximo y Antonio Escobar para ofrecer un recital de su poesía.
La cita es en el Foro General "Víctor Hugo Rascón".
El juego de la traducción
Mar de Vértigos
Monday, September 29, 2008
Oración del buen lector
Se lee para conocer, para ensayar en otras vidas la nuestra; el oficio de lector, de lector aplicado y diligente obtiene frutos casi siempre íntimos, nos llena de prendas valiosísimas pero invisibles, ilumina el sendero oscuro que va de nuestro corazón a nuestra cabeza y en ocasiones, esa luz puede alumbrar el camino de los que están cerca. Es el tesoro más personal que podremos tener, difícilmente habremos de comunicar a los otros como opera el enredado sistema de nuestra predilección, las resonancias espirituales que un texto provoca en otro aunque sus temas o su tratamiento nos parezcan distantes, la maravilla impar que dos lectores obtienen de una misma línea. Así de delicado y sutil es el perfume de la lectura.
Mario Bojórquez
Saturday, September 27, 2008
Grabado de mil metros en la Ciudad de México
Allí encontrarán poemas y dibujos de:
Manuel Felguérez
Leonora Carrington
Vicente Rojo
Fernando González Gortázar
Gilberto Aceves Navarro
Hersúa
José Luis Cuevas
Leonora Carrington
Vicente Rojo
Fernando González Gortázar
Gilberto Aceves Navarro
Hersúa
José Luis Cuevas
Bárbara Jacobs
Carlos Chimal
Coral Bracho
Cristina Pacheco
Eduardo Langagne
Elena Poniatowska
Elsa Cross
Federico Campbell
Gilberto Prado Galán
Héctor Vasconcelos
Homero Aridjis
Iván Restrepo
Javier Sicilia
Jorge Fernández Granados
Laura Esquivel
Mario Bojórquez
Paola Velasco
Ricardo Yañez
Rosa Nissan
Rosina Conde
Sergio Mondragón
Verónica Volkow
Carlos Chimal
Coral Bracho
Cristina Pacheco
Eduardo Langagne
Elena Poniatowska
Elsa Cross
Federico Campbell
Gilberto Prado Galán
Héctor Vasconcelos
Homero Aridjis
Iván Restrepo
Javier Sicilia
Jorge Fernández Granados
Laura Esquivel
Mario Bojórquez
Paola Velasco
Ricardo Yañez
Rosa Nissan
Rosina Conde
Sergio Mondragón
Verónica Volkow
Wednesday, September 24, 2008
Sobre El deseo Postergado, Mijail Lamas
La propuesta de estos poetas rescribe y traslada lo clásico. Mezcla de carmen latino y canción ranchera, esta poesía de lo desbordado y lo dicotómico del amor que implica el desencanto, se ve atemperada por el humor, la jactancia y la misoginia, esta última como rasgo cultural idiosincrático del montaje literario desde los griegos.
Los tres han creado una obra poderosa y vital, que para algunos podría parecer tremendista en lo contundente de su embate estético, como en la violenta construcción de imágenes. Es de destacar en ellos la pulida construcción de sus versos, resultado de una exploración formal que ha actualizado estos temas y enriquecido nuestra tradición.
Abundando sobre los temas de estos tres poetas, encontramos el amor (sobre todo Chumacero) y su avatares, una sagaz crítica a la militancia política (Lizalde) y una valiente reelaboración de la poesía social (Bonifaz Nuño) a partir de la experiencia particular que da cuenta de lo colectivo, demostrando que el dolor, la miseria y la ira, son más contundentes cuando tienen un rostro que se puede distinguir entre la multitud.
En esta visión de la poesía se inscribe El deseo postergado, libro de Mario Bójorquez (Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2007).
Como dice el poema “Cantado para nadie” de Francisco Cervantes, pareciera que a Mario Bojórquez “La ira, el improperio, /los bajos sentimientos…” le dieron este canto.
La génesis temática de El deseo… se puede rastrear desde el Diván de Mouraria (1999), libro en el cual se exploran sentimientos como la envidia, el odio, la soberbia, tratados de manera más bien expositiva y tomando una distancia prudente entre el sentimiento y la voz lírica: “cada golpe una angustia, un odio, una indolencia/ y el deseo postergado, vivo fuego en las manos/ se escurrió como el agua.”
En cambio, en este libro, la voz lírica se instaura en el escenario de la imposibilidad de saciarse, en el recuento de cada una de las infamias. Su ejecución se desarrolla de principio a fin en una cabalgata melódica sustentada en el heptasílabo, el eneasílabo y el endecasílabo, los más prestigiadas elaboraciones métricas del castellano, de tal modo que la voz se afirma en esa cabalgata melódica de principio a fin que revelan esa cuidada construcción técnica observada en los poemas de Bojórquez de sus libros anteriores Pájaros sueltos (1990) y Contradanza de Pie y de Barro (1996).
Una “Lápida” es el portal de este volumen, pero aquí la lápida no es piedra inerte, esa inscripción es epitafio de tajante desaliento que perdurará inalterable en sus certeras palabras.
“Quede aquí por lo pronto/ El canto de alguien que no supo/ Vivir como deseaba”
Deudor también del siglo de oro español, sobre todo desde el ámbito de su profunda raíz moral, este libro le debe mucho a fray Luis de León, san Juan de la Cruz y en especial al poeta Andrés Fernández de Andrada. De tal modo que se erige como una epístola moral para sí mismo, escarnio en carne propia, proceso judicial donde el indiciado, el juez y la defensa son el poeta mismo, que no atina a encontrar su casa sosegada.
La falsa segunda persona despliega con mayor fuerza la imagen de ese paisaje desolado que es el alma humana: “Hablo contigo como si fuera yo el que escucha/ Y nada ya de mí nos pudiera explicar/ Qué hacemos al cruzar los brazos abatidos/ Ante la triste sombra de lo que nos callamos”. Canta como si no fuera él sino otro el que “surcó esos aires”.
Cada uno de los apartados sería la declaración que brinda el acusado, ya del modo en que la vida ha mellado sus fuerzas, o de cómo la derrota todo lo circunscribe a un pasar la vida siendo ante todos una sombra impertinente. La desacralización de la memoria, de la infancia que marca todo destino, es un trámite necesario para entender la infamia que se yergue ante cada uno, la infamia de quien no fue preparado para ella. Así, una lamentación como la que se despliega en el séptimo apartado (“Laudo”) remata este sentimiento de imposibilidad de no poder volver a ser lo que se era: “Así como el día pasado ya no vuelve/ No volverás sobre tus propios pasos/A recorrer la senda abierta para ti/En el jardín que guarda tu memoria.”
Es pertinente mencionar que las cantigas en galaico-portugués que se encuentran al inicio de cada apartado son un homenaje, a la vez que un diálogo con Francisco Cervantes, lo cual es tan interesante como extraño, ya que el autor de “La obra soñada” es un poeta muy poco citado por los autores contemporáneos de nuestra poesía.
Este pues es el canto de un exiliado de la juventud, de esa juventud de promesas que creemos invulnerables, y sin embargo, se ven caer raudas por el suelo mojado de un “amargo licor de almendras amarillas”. El canto de quien sabe que al final no hay otra redención que la poesía, único medio para salvarse del olvido.
Monday, September 22, 2008
Salvador Díaz Mirón, Cronología del relámpago
En el Distrito Federal
Fomenta SEP la lectura a través del proyecto La Letra Viva
2008 – septiembre – 06
· Esta semana participó con gran éxito el escritor sinaloense, Mario Bojórquez
· El ejercicio literario se presentará todos los martes de 18 a 19:30 horas en la Biblioteca Pública “Amalia González Caballero de Castillo Ledón”
La Secretaría de Educación Pública, a través de la Administración Federal de Servicios Educativos en el Distrito Federal, inició conjuntamente con la Fundación para las Letras Mexicanas el proyecto “La Letra Viva”, cuya finalidad es fomentar la lectura entre la población capitalina y difundir el talento de jóvenes escritores.
Otro de los objetivos de este ejercicio es transmitir que se puede generar el gusto por la lectura no solo leyendo sino también escuchando narraciones que sensibilicen las emociones y los sentimientos, con el acercamiento a los usuarios al mundo de los libros.
“La Letra Viva” se está realizando todos los martes de 18 a 19:30 horas en la Biblioteca Pública “Amalia González Caballero de Castillo Ledón”, ubicada en las avenidas México y Sonora, dentro del Parque México, colonia Hipódromo de la Condesa.
Esta semana se presentó con gran éxito el escritor sinaloense Mario Bojórquez, quien deleitó al público asistente con una divertida apología del gran poeta veracruzano Salvador Díaz Mirón.
Mario Bojórquez es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte; obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, 2007, ha sido profesor de literatura en diversas universidades del noroeste del país, del Instituto Nacional de Bellas Artes y la Fundación Mexicana para las Letras. Es autor de los libros de poesía Pájaros Sueltos, Bitácora de Viaje de Fortúm Jiménez, Nuevas Coplas y Cantares del Temible Bardo Eudomóndaro Higuera alias El Tuerto, Contradanza de Pie y de Barro, Pretzels y el Deseo Postergado.
El autor presentará el domingo 7 de septiembre a las 12 horas en la Sala “Manuel M. Ponce” del Palacio de Bellas Artes su más reciente obra Diván de Mouraria, editado por la Universidad de Guanajuato.
Los escritores que se presentarán en las siguientes semanas son:
Septiembre
Martes 9: Vicente Alfonso
Martes 23: Mijail Lamas
Martes 30: Hernán Bravo Varela
Octubre
Martes 7: Luis Jorge Boone
Martes 14: Geney Beltrán
Martes 21: Óscar de Pablo
Martes 28: Paola Velasco
En la primera jornada literaria estuvieron como invitados de honor el Administrador Federal de Servicios Educativos en el Distrito Federal, Luis Sánchez Gómez y el presidente de la Fundación para las Letras Mexicanas, Miguel Limón Rojas.
Sunday, September 14, 2008
Potenciar el español
Río Doce
Celia Cortés
Lunes 08 de septiembre de 2008
Celia Cortés
Lunes 08 de septiembre de 2008
Mario Bojórquez (1968), poeta mochitense, es uno de los tres artistas sinaloenses que lograron la beca del Sistema Nacional de Creadores que otorga el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca). Ganador de algunos de los premios nacionales de poesía más importantes: el Clemencia Isaura (1995), el Enriqueta Ochoa (1996), el Abigael Bohórquez (1996) y recientemente, ganó el premio más codiciado por los poetas en México: El Premio de Poesía Aguascalientes, en su edición de 2007. Tras residir varios años en la frontera norte, actualmente lo hace en la Ciudad de México.
Traductor del poeta portugués Fernando Pessoa, labor heredada de su maestro Francisco Cervantes, comenta Mario Bojórquez que actualmente traduce del catalán a Antoni Marí: él ha escrito tres libros que publicó cada diez años… “Imagina lo que ha decantado, su sonoridad”… Y recita en catalán al autor mencionado.
Jo no creia que pogués tornar,
no creia que pogués tornar mai mes
a veure aquest camps
on la solitud i l'abandonament
governen, ni aquest petits pujols
que cauen cap al mar
ni aquest aire quiet que sembla detenir
o tot, ara que tots son al llit
i dormen.
Tras ceremonia organizada por el Gobierno estatal para mostrar su trayectoria, junto con la escultora Rosa María Robles y la bailarina y coreógrafa Claudia Lavista, quienes también ganaron la beca del Sistema Nacional de Creadores, Ríodoce tuvo oportunidad de platicar con Mario Bojórquez y preguntarle:
––¿El Premio Aguascalientes 2007, crees que haya influido en la decisión del Fonca para apoyarte en esta ocasión?––
Mi relación con el Fonca ha sido anterior, fui becario en 1994 y 1999. Por supuesto que el Premio Aguascalientes tiene su influencia en esto, pero además tiene importancia para la historia de la poesía en nuestro país. Recordemos que José Emilio Pacheco, Eduardo Elizalde, Efraín Bartolomé, Eduardo Langagne, Francisco Hernández y muchos otros de gran talla lo han obtenido. Cuando participé había cuidado mucho mi material, me cuidé de no publicarlo, lo revisé, busqué que fuera un material completo, fuerte, contundente, que fuera irreprochable, y creo que el jurado así lo consideró: El Deseo Postergado fue del gusto unánime del jurado.
––¿Qué significó Los Mochis para tu crecimiento como poeta?––
El Cerro de la Memoria… ¿en qué se parece mi cerro a la memoria? Descubrí que la memoria era un elemento importante en la formación del poeta: eso es lo que “Los Mochis”, la madre, la tierra que te recibe, te da: el don de la memoria para que puedas conocer toda la poesía que se ha escrito y puedas imaginar la poesía que se escribirá un día.
––¿Tu trabajo como editor ha fortalecido tu trabajo poético?––
El trabajo del editor es poner al servicio de los otros la máxima atención al respecto de la expresión más pura, la expresión más justa, el cuidado de la lengua, del lenguaje. Ahora soy editor de la revista Biblioteca de México, revista clásica de letras, la única que nos queda desde esta perspectiva clásica, que dirige el gran poeta Eduardo Elizalde, así como dirige la biblioteca José Vasconcelos: en ese espacio que es un templo de los libros, se construye esta hermosa revista que ya ha recibido premios como el de arte editorial por la CANIEM. El trabajo de editor es un trabajo de servicio a los otros, de servicio a la lengua, al español. Yo nunca dudo que mi trabajo de poeta es un trabajo en colaboración, que así como Quevedo en 1600 hubo de escribir cosas para que el español se convirtiera en una lengua fuerte, comprensible para muchos, que se pudiera extender hacia otro continente como América, así como entendía su trabajo y como lo entendió Miguel de Cervantes, yo aquí también entiendo cuál es mi contribución: que el español mantenga sus fortalezas, que potencie sus formas más puras, sus formas más complejas, y esto no quiere decir que yo denigre otras notaciones de la lengua.
––¿Es parte de tus propósitos y tu poética?––
Sí, creo que sí, sin duda; yo estoy pensando en mi lengua todo el tiempo, porque estoy pensando en las otras lenguas, es decir, mi formación en la lectura y traducción del inglés, del francés, del portugués, del italiano, el catalán, el gallego, tienen el propósito de hacer de mi lengua, el español, una gran lengua, y porque conozco las otras, entonces puedo conocer ésta. Ahora, por ejemplo, estoy interesado en la lengua cahíta, estoy aprendiendo canciones, poemas, porque dije: ¡ah, qué chingón tú, aprendiendo japonés!, ¿y qué pasa contigo, con Los Mochis, y qué pasa con lo tuyo?, ya he aprendido… (y se suelta recitando en yoreme).
Ehui lilichi Malia Antonia
Ehui lilichi Malia Antonia
tútuli camo nacuene huela
macano noca canono bitcha
cacunela
Estoy aprendiendo; a mí me gusta eso y tiene que ver conmigo.
Mario Bojórquez, durante su presentación mencionó que es más invitado a participar en otras latitudes que en su propio estado natal, y claro que acepta invitaciones desde su tierra. Ya es un poeta nacional, miembro del Sistema Nacional de Creadores, traductor y editor. Para aquellos que intentan escribir podría ser importante platicar con Mario, no solo por sus reconocimientos, sino por sus conocimientos, sus investigaciones y para averiguar sobre su proceso creativo. Ojalá en su tierra sea tiempo de valorarlo. De leerlo.
Tuesday, September 09, 2008
Conferencia en Chihuahua
Fecha: Lunes, 08 de septiembre de 2008, 04:05:56 PM
El primer evento será la Graduación Conmemorativa del Trigésimo Aniversario del Sistema de Enseñanza Abierta, la cual se realizará el viernes 12 de septiembre en el Auditorio del Plantel 8 en punto de las 18:00 horas. Posteriormente, el miércoles 17 de septiembre se impartirá la Conferencia Magistral “La Educación Abierta en México, Retos y Consecuencias” a cargo del reconocido escritor y catedrático de la Universidad Autónoma de Chihuahua, Mario Bojórquez Güereña. La conferencia tendrá lugar en el Museo Universitario Quinta Gameros a las 20:00 horas, esto con el apoyo de Comunicación Social de Gobierno del Estado. Asimismo el jueves 18 de septiembre se llevará a cabo la Inauguración de la Plaza del Correcaminos, que comprende diversas actividades como el Concierto Musical Popular por parte de la Banda de Música del Plantel 1, el Cierre de la Capsula del Tiempo y la Exposición Fotográfica Internacional “El Beso y el Agua” de Luly Sosa. Todo lo anterior tendrá cabida en el Plantel del SEA, ubicado en la Avenida División del Norte # 3707, comenzando desde las 17:00 horas. Para finalizar los festejos el mismo día en punto de las 20:00 horas se realizará un Concierto de Gala a cargo de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Colegio de Bachilleres, en el Paraninfo de la Universidad Autónoma de Chihuahua Cabe resaltar que durante el evento se contará con la presencia del Gobernador Constitucional del Estado, José Reyes Baeza Terrazas; Guadalupe Chacón Monárrez, Secretaria de Educación y Cultura; Gonzalo Aguilera Gutiérrez, Director General del Colegio de Bachilleres del Colegio de Bachilleres del Estado de Chihuahua; Lucila Flores Martínez, Directora Académica; Jesús Mireles Sarmiento, Director Administrativo y José Luis García Rodríguez, Director del SEA-Chihuahua, entre otras importantes personalidades.
Dos formas de sentir nostalgia
Dos formas de sentir nostalgia
Omar Alcántara
Unos minutos después del mediodía, ante una nutrida asistencia, el ensayista y poeta Alí Calderón fue el primero en tomar la palabra. Durante su intervención comentó la obra de Álvaro Solís, al tiempo que invitó a una reflexión sobre la estética de la poesía actual: en su opinión, mucho de esta estética “se nos ha impuesto”, alejándonos de lo que el consideró “la razón de ser del poema”: el estremecer. De ahí que elogiara la poesía de Solís, ya que, en su experiencia, él es de los “pocos poetas de su generación que provocan algo”. Alí Calderón también destacó “el prodigioso lirismo, [el] desborde de melancolía y soledad” que se halla en la poesía de Solís, y apuntó que sus “hallazgos extraordinarios” lo ubican “lejos del vacío conceptual”, por lo que lo llamó digno heredero del poeta José Carlos Becerra, con quien Solís comparte el origen tabasqueño.
El poeta Jair Cortés, por su parte, se encargó de comentar el libro y la poesía de Mario Bojórquez. Comenzó hablando de la amistad que los une, y enseguida hizo referencia al trabajo de Bojórquez, destacando en él su “preocupación estética múltiple” y “su asombroso manejo del lenguaje”. A decir de Jair Cortés, en Diván de Mouraria se expresan “las más profundas pasiones del hombre”, con lo que destacó en el libro presentado tanto la expresión, como el hecho de que en cada uno de sus versos de siempre encontremos un “hallazgo poético”.
A continuación, fueron los autores de Cantalao y Diván de Mouraria quienes tomaron la palabra. Álvaro Solís habló del origen de la palabra “Cantalao”, que se refiere a un pueblo ficticio en donde Pablo Neruda imaginó una comunidad de artistas junto al mar, y que Solís descubrió en la lectura de una biografía sobre el poeta chileno: “Este libro, titulado Cantalao, habla un poco sobre aquel pueblo que no existió […] por lo que las dos primeras partes [del libro] son la descripción [del mismo]”. Álvaro Solís comentó también sobre la nostalgia que experimenta al recordar su estado natal, nostalgia que contagió al auditorio al entonar intensamente sus versos: “Alguien dicta al oído lo que escribo, nadie más escucha su palabra de sombra sin voz, sin labios, sin diafragma. Alguien dicta lo que escribo, su voz habla a mis manos, yo no escucho, no es palabra el sustrato; es latido” (“Escribano”).Álvaro Solís, como lo hiciera después Bojórquez, leía y de reojo miraba a los presentes, como si buscara en ellos los efectos de sus palabras. Concentrado, trasmitía diversas emociones: “El mar es la tumba de Dios sin epitafio”. Sus versos fueron como una marejada tierna y susurrante en la sala. Y concluyó con su poema “Testamento”: “Con discreción tírenme al río […] con la discreción de la ceniza”.
Mario Bojórquez, quien permaneció muy atentó a la lectura de Solís, elogió la lectura de su amigo al tomar la palabra. También habló sobre la composición de Diván de Mouraria: “[Lo] escribí en la soledad más plena [y] es un libro al que le tengo mucho afecto”. Y, como si no hubiera bastado el torrente emocional de la lectura de Solís, Bojórquez –en otra tesitura, en otro estilo, en donde la gesticulación de sus manos buscó acompañar en casi todo momento la fuerza de sus versos–, leyó sus poemas: “Porque he puesto en tus manos mi esqueleto de sombras/ en tus ojos abiertos ha crecido el espanto/ gacela de los días, náufrago de mi cuerpo” (“Gacela de antes del amor”).Una tras otra, las gacelas y las casidas (poemas con filiación métrica y poética árabe) que componen su poemario, se expresaron con gozo. Después de algunos poemas hizo algunos comentarios: recordó a John Keats y puntualizó sobre los títulos de sus poemas. Y, nuevamente, vivió cada palabra suya: ya no leyó, sino que citó de memoria: “Todos tenemos una partícula de odio…”
Los asistentes agradecieron con fuertes aplausos a los dos poetas, ambos ganadores de premios, ambos destacados escritores que dan fe de la cabal salud de la poesía en nuestro país.
Friday, September 05, 2008
Hedonismo e inquietud en Diván de Mouraria de Mario Bojórquez
Johann Wolfgang von Goethe fue uno de los primeros escritores occidentales en trascender en su acercamiento a la poesía oriental. Su poemario Diván de Oriente y Occidente (1819) fue fruto de su lectura de la poesía del poeta persa Hafiz. En la poesía en lengua española es Federico García Lorca el que más entrañablemente ha dejado registro de este acercamiento a la literatura árabe y persa con su libro Diván de Tamarit (1936). Y precisamente en esta misma tradición se ubica Diván de Mouraria de Mario Bojórquez (Sinaloa, 1968), un texto que sólo había sido publicado en una edición bilingüe en Portugal, en 1999, y que ahora edita la Universidad de Guanajuato.
Al igual que en el libro de García Lorca, el poemario se divide en dos partes: gacelas y casidas, ambas formas literarias provenientes de la métrica y poética árabe. Las primeras son composiciones breves en las cuales el amor es el tema principal, lo que no evita –ya lo había hecho Lorca, ahora Bojórquez-, que puedan expresar otros asuntos. Las casidas, por su parte, son composiciones más libres en cuanto a sus temas y más extensas en su composición. Con una estructura similar al de Diván de Tamarit en el número de sus poemas (el libro de Bojórquez tiene una gacela más, pero igual número de casidas), el poeta mexicano incursiona, desde su propia experiencia poética, en la lectura no sólo de Hafiz y Lorca, sino de Mouraria, este barrio de Lisboa en donde se confinará a los musulmanes después de la reconquista cristiana, y en donde algunos historiadores cuentan que inició el fado, ese canto doloroso de honda raigambre portuguesa que aún se puede escuchar en los barrios de esta ciudad, misma que, también –no hay que olvidarlo para entender mejor la poesía de Bojórquez-, es la ciudad de Fernando Pessoa, uno de los poetas más importantes de la literatura occidental.
El libro de Bojórquez, como lo anticipa Álvaro Solís en su presentación, tiene también la filiación de El deseo postergado, ese trabajo poético con el que el poeta sinaloense se hiciera merecedor del Premio de Poesía Aguascalientes en 2007. Esta misma postergación, a decir de Solís, es el tema del libro: postergación del amor, postergación del deseo o de la muerte.
Las gacelas presentadas tienen el valor de poder ser interpretadas en distintos niveles de lectura: se pueden interpretar como cantos que dialogan –como lo ha expresado Solís- con la tradición, como cantos que sugieren la presencia del animal designado con esta palabra en el español, o como cantos a la mujer. Y en esta última interpretación hay que tener presente el Cantar de los cantares (en donde la metáfora gacela-mujer es freecuente), para recordar que la poesía es, en algunas de sus mejores manifestaciones, la síntesis expresiva de las emociones humanas – sean árabes o judeocristianas-, así como el constante redescubrimiento de nuestro lenguaje y sus posibilidades rítmicas. He aquí la importancia del texto de Bojórquez: cosecha nuestros temas predilectos e incorpora otros; y mediante su musicalidad experimental provoca que muchos de sus versos tengan el sonido de una melodía pulida por los siglos.
En las gacelas están presentes el amor y su imposibilidad, pero también las alusiones eróticas y sexuales que –se podría sugerir como tema alterno- mediante la palabra, anulan toda imposibilidad. Sin embargo, no es en las gacelas, sino en las casidas- mediante la expresión del odio y de otras actitudes o emociones que generalmente se asocian a lo negativo- en donde el poeta alcanza su tensión más plena. Por ejemplo, su “Casida del odio”, que comienza con el verso “Todos tenemos una partícula de odio”, nos lleva en su reiteración no sólo a reflexionar en sus palabras, sino a encontrar una manifestación no sólo humana, sino incluso cósmica, de esa partícula de odio que se lleva dentro como gota que contamina la vida. Fatalidad que, valga el redundar, hace pensar en el poema “Lo fatal” de Rubén Darío, en alguno de los muchos poetas que es Pessoa, así como en música de fado en Mouraria. No obstante, esta misma fatalidad es una “devastación alegre” (“Casida del yo”) cuando uno se encuentra con poemas como los de Bojórquez. Ya entonces, habrá que agradecer al poeta la riqueza en su lenguaje, el erotismo en sus metáforas, la insistencia de sus versos y todo eso que hace posible su escritura.
Monday, September 01, 2008
Ingreso al Sistema Nacional de Creadores de Arte
Medallas de oro para la cultura en Sinaloa
Es la primera vez que tres creadores sinaloenses son distinguidos con la beca del Fonca
Elizabeth Gámez
Es la primera vez que tres creadores sinaloenses son distinguidos con la beca del Fonca
Elizabeth Gámez
31-08-2008 CULIACÁN._ La cultura en Sinaloa está de fiesta, porque tres creadores recibieron la más alta distinción que otorga el Conaculta a través del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, admitió Rodolfo Arriaga Robles, director de Programación del Instituto Sinaloense de la Cultura. Los estímulos fueron otorgados a la escultora culiacanense Rosa María Robles, al poeta mochitense Mario Bojórquez y la bailarina Claudia Lavista, codirectora de Delfos Escuela Profesional de Danza Contemporánea, ubicada en Mazatlán. En nombre de Sergio Jacobo, y lamentando la ausencia de Lavista que por el asesinato de la bailarina Margarita Naranjo de Saá en el puerto, no acudió a recibir la distinción del recientemente nombrado Instituto, Arriaga Robles realzó la labor del par de artistas que la noche del jueves entrevistó en el Museo de Arte de Sinaloa. "Dentro de toda esta tragedia estamos con Mario y Rosa María de plácemes, la cultura en Sinaloa, el Instituto Sinaloense de Cultura prácticamente se estrena con el reconocimiento que les ha sido otorgado a estas tres personalidades", destacó. "Es la más alta distinción de los creadores". A la alegría que se vive en el estado por el triunfo de María del Rosario Espinoza en los Juegos Olímpicos de Beijing, se suma, dijo, la distinción otorgada al trío de creadores. "Estamos muy contentos porque estas son medallas de oro en la cultura, tres sinaloenses en una sola convocatoria es algo histórico", enfatizó. Anteriormente, esta beca la recibieron artistas locales como Élmer Mendoza, Juan José Rodríguez, Teresa Margolles y el propio Arriaga Robles. El camino A petición de Arriaga Robles, Bojórquez recordó el trayecto que ha tenido que caminar como escritor, cuándo publicó su primer libro Pájaros sueltos, aunque antes ya había publicado textos en revistas de amigos, periódicos, suplementos, cuando se vino a estudiar a esta ciudad. Su carrera, dijo, ocurrió con mucha fortuna, porque tras el lanzamiento de su primera obra recibió una beca, y se estaba dando una revolución en el ámbito de la cultura del país. "Desde que a mí me tocó participar en el mundo de la literatura, ha sido fácil el tránsito en muchas ocasiones, pero si no hubiera ocurrido de todas manera me dedicaría escribir". Rosa María Robles señaló que empezó queriendo ser pintora, pero en la escuela La Esmeralda los maestros la hacían enojar al decirle que la manera en que trabajaba tendía a la escultura, y el tiempo les dio la razón. Dijo sentirse honrada de haber pasado por la escuela de Artes y Oficios de la UAS y por la Escuela Nacional de Escultura la Esmeralda, aunque ambas las dejó truncas, no en balde, ha logrado que su obra de gran formato trascienda. "Soy completamente autodidacta, jamás he estudiado escultura, y también no recuerdo otro maestro aparte del que tuve en la Esmeralda; aquí hacía escultura como podía o como me interesaba explorar", expresa. "No estaba nadie detrás de mí, no había un maestro, un asesor, sólo había muchas ganas y mucha pasión de sacar lo que traía dentro, realmente pienso que abruptamente llegué a la escultura, y también tuve la osadía de presentar las primeras piezas en la explanada de Difocur, estamos hablando de 1984, donde realizo mis primeras piezas". Su discurso, dijo, fue cambiando conforme al entorno que la rodeaba, al principio su obra era ecológica y cambió hasta llegar a ser "espinosa".
RECONOCIMIENTO.- El Instituto Sinaloense de Cultura entregó un reconocimiento a los creadores sinaloenses distinguidos que el Conaculta beca a través del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.
Sunday, August 17, 2008
Solisón de Álvaro Solís
Álvaro Solís es un poeta por naturaleza, es decir, ha nacido poeta; y aunque a la pregunta ¿un poeta nace o se hace?, ya don Augusto Monterroso ha respondido que él nunca conoció a alguno que no hubiera nacido, nosotros afirmamos que el poeta Álvaro Solís ha nacido como uno de ellos. ¿Qué quiere decir todo esto? Que Álvaro Solís reúne en humanidad, palabras y actos, lo que los antiguos han llamado el estro poético. Su expresión artística, digo yo, no es un asunto de progresión o avance en el práctica de ciertos ejercicios retóricos, o el menor o mayor conocimiento acerca del arte poética, sino más propiamente se trata de una complexión espiritual, una tesitura del alma que es capaz de alcanzar las notas más elevadas del sentimiento humano. Si el verdadero poeta nace ¿es necesaria, pues, la educación poética? Sí, desde luego, pero no solamente ésta compone el sumum de su grado eminente, en Álvaro sabemos que la arquitectura le ha dado la noción de equilibrio, la perfección técnica que debe alcanzar una edificación concreta y real, tan real como la de un edificio verbal, como lo es el poema; y que más allá la filosofía le ha permitido crecer en profundidad reconociendo, como quería el Estagirita, las causas primeras de las cosas y los últimos efectos de los actos. Me refiero a aquello que muchas ocasiones en la historia de la poesía ha quedado registrado, pienso en Hesíodo labrando la tierra, sobrecogido por una ansiedad desconocida, que después ha sido llamada inspiración; en Cadmo sobreponiéndose a su timidez para cantar en anglosajón su recordado himno, en Christopher Smart explicando la infinita grandeza de Dios en los ojos encendidos de su gato Jeoffry, en José Alfredo Jiménez que sin saberlo reproduce fielmente el sonido del decasílabo heroico del Himno Nacional Mexicano de Francisco González Bocanegra en esa canción popular “Nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismo errores…”. Las musas, como sabemos por la mitología, son hijas de Zeus, cuya arma es el rayo, lo inesperado; su madre es la diosa Mnemósine, la memoria; necesitamos pues, para construir un alma eminentemente poética estos dos elementos: el rayo que como la inspiración es lo inesperado y la memoria que nos ayuda a fijar los acontecimientos tal cual ocurrieron a nuestros ojos. Con estos dones fue construida el alma de nuestro querido poeta tabasqueño, nació ya con ellos y lo único que ha hecho en estos años es refinar estas habilidades en el gusto predominante de la época, con una caja toráxica que remite a su pasado de cantante de ópera, ha producido un verso de largo aliento que hace temblar a delicadas muchachas en flor y bufar a viejos poetas de luengas barbas anquilosadas; los referentes inmediatos son, desde luego, el malogrado poeta Becerra, que alcanzó en su única publicación “Relación de los hechos”, la más perfecta combinación de sonoridades y emoción. No es Solís un poeta de luminosos destellos como Pellicer, ni un asertivo decantador de nimiedades teológicas como Gorostiza, debe entonces a Becerra todas aquellas lecciones que Octavio Paz trató de desterrar posteriormente en “Cómo retrasar la aparición de las hormigas”. “Solisón” al igual que un “pequeño César” recorre la “isla de los hombres solos” en la novela de José León Sánchez, con la noción de que no ha estirado el brazo suficientemente para realizar el gesto que significa decir adiós, recorre su isla, como en aquél la recorría el otoño y en esa palabra nos detendremos para hablar de otro de los grandes misterios de la poesía: La insularidad. Todo poeta se reconoce en su decir, sabe que el decir poético aborda lo que no puede nombrarse, que ahí reside su mérito, que al igual que la catacresis, como nos lo hizo ver don Alfonso Reyes, el ejercicio de la poesía se cumple al nombrar lo que no tiene nombre; será entonces el lenguaje de la poesía una isla que rodeada por el misterio trata de alcanzar el significado de las cosas, no es en vano que nuestro poeta haya elegido como atmósfera central de su primer poema la Isla de San Lucas en Costa Rica, que la sección central de su libro recuerde el verso de Gorostiza que nos hace saber que los hombres somos islas sitiadas en nuestra propia piel y que finalmente, el último verso del libro diga: “Toda ciudad es una isla desierta”. Creo que este es el tema de “Solisón”, la imposibilidad espiritual y física de sentirnos parte del continente de la multitud, reconocernos como una excepción en un océano de excepciones, visitar en los otros los archipiélagos del alma humana. La poesía mexicana en los años recientes ha sido permeada por un falseamiento de la afectividad, se busca de muchas maneras producir una elisión de las emociones, una elipsis afectiva que sustrae el elemento patético como si fuera una demostración de flaqueza estilística; contraria a nuestra tradición reciente, esa poética resume el gusto por la dificultad expresiva y por el uso de repeticiones en el plano de la isotopía del significante. Desde “Yo también soy un fantasma” y ahora con “Solisón”, Álvaro Solís ha sido llamado a renovar el insulso sonsonete en que se ha empantanado el español mexicano actual a través de su poesía aparentemente más moderna, ha venido a la tradición poética mexicana a recordarnos que es al hombre a quien le habla el poeta para compartir con él la maravilla de lo incomunicable.
Mario Bojórquez
Wednesday, August 13, 2008
Tuesday, August 05, 2008
La dulce algarabía del desastre por Jorge Fernández Granados
LA DULCE ALGARABÍA DEL DESASTRE
JORGE FERNÁNDEZ GRANADOS
No hay obra sin herida. Qué difícil entender esta correspondencia que parece cumplirse con estremecedora puntualidad en el arte. No hay expresión perdurable que no provenga, de una u otra manera, de cierto epicentro de agonía o de dificultad . El proceso creativo, a pesar de los insoslayables avances de la filosofía y de la psicología, sigue siendo, si no un inescudriñable misterio, por lo menos un fenómeno cuya complejidad es reticente a las reducciones de una metodología.
El deseo postergado, del poeta sinaloense Mario Bojórquez, el más reciente Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, es una obra que, en mi opinión, ratifica e ilumina esta condición de dificultad opositiva, esta resistencia que el artista debe vencer para encontrarse a sí mismo y, sobre todo, para hallar su definición mejor en el terreno expresivo –en vocablos de José Lezama Lima. La creatividad aquí en cierta forma es una fuerza curativa, un retorno al equilibrio entre el Eros y el Tánatos, es decir, un reequilibrio entre las potencias de la vida y las de la muerte, sin el cual posiblemente sólo la destrucción o la autodestrucción aguardarían al artista. La expresión como una forma de expiación, podría decirse. Quizá por ello las presencias capitales de este libro son contraposiciones: el amor que se convierte en odio, la ilusión que se convierte en decepción, el esplendor que se convierte en decadencia. En fin, la mirada melancólica llena de principio a fin este conjunto de poemas. El deseo postergado es, por tanto, un sereno lamento, una alta elegía.
En su primer libro (Pájaros sueltos, 1991) el entonces joven, pero ya muy seguro y culto poeta Mario Bojórquez, desde el tenor de su norte nos decía un par de versos tan llenos de presagios como estos: “Era mucho el dolor/para vivirlo a solas.”
Nadie diría qué tan ciertos o certeros eran aquellos versos para comprender hoy este deseo postergado, porque ya entonces los recursos poéticos que mezclaba en su paleta expresiva daban cuenta de un explorador avezado de las formas de la tradición, no menos que de un poeta provisto de un oído privilegiado. De ello han sido prueba elocuente sus libros subsiguientes, en especial Contradanza de pie y de barro.
Años después, uno de los poemas que pertenecen a su libro Diván de Mouraria (1999) anuncia el que será el tema y el título del libro que hoy nos ocupa. En efecto, allí se puede encontrar una “Gacela del deseo postergado”; pero más aún que el título, lo que evidencia el Diván... es la semilla en germinación. Allí queda clara, por lo menos para mí, la trayectoria de la fuerza que ascendía en la voz de este autor. Dice así, en la “Casida del odio”, también de ese libro, con una mezcla de fervor e impotencia: “Todos tenemos/ una partícula de odio/ y cuando el hierro arde en los flancos marcados/ y se siente el olor de la carne quemada/ hay un grito tan hondo, una máscara en fuego/ que incendia las palabras.”
Las pasiones humanas no son detestables defectos del carácter. Por el contrario, son sus rasgos natales. Sin carácter no hay individuo y el individuo es, a fin de cuentas, la acumulación irreversible de sus gestos naturales, de sus inocultables pasiones. Es muy evidente una y otra vez en los poemas de El deseo postergado el papel destinal que han jugado dichas pasiones personales. El poeta no oculta nunca esas pasiones (por el contrario, pareciera querer consumirlas hasta el vaciamiento). Deja arder por lo mismo con soltura esa máscara en fuego que incendia las palabras: “Una palabra puede/ Sin orillas marcar el destino de un hombre/
Envolverlo en su nata para siempre perdido/ Llevarlo a cuestas por sendas innombrables/ Y sacarle a sus huesos el jugo de la vida.”
Las palabras, pues, son pasiones también y por lo tanto son armas de doble filo. Pueden herir lo mismo que curar. Nada más trágico que hallarlas degradadas: “Te decidiste en otro tiempo/ Por decir la verdad/ Dijiste la verdad/ Pero no te curaste/ De escuchar la mentira.”
De ese carácter entonces que no había aprendido a mentir y que por ello no razonaba el poderío del engaño, de esa pureza, digamos, que era demasiado vulnerable a los embustes, surge una decepción creciente que devendrá en armadura para sostenerse ante la hostilidad del mundo: “Nadie te dijo nunca/ No no es posible/ Nadie impidió tu sombra// Por eso en tu amargura/ no comprendes la hostilidad del mundo/ El revés de fortuna que labra tu miseria.”
Un elemento que no debe pasar inadvertido es la estructura argumental de este poderoso libro. Los títulos de las diferentes secciones nos remiten a un juicio, un procedimiento jurídico y hasta burocráctico, kafkiano: Querella, Dictamen, Edicto, Autos, Laudo; en el que hay, además, dos partes en pugna: un Canto y un Contracanto; así como una inicial y enigmática Lápida. Acaso esto confirma la cualidad agónica –de agon: lucha– de esta obra.
Así, desde el Diván de Mouraria hasta El deseo postergado, la sombra creciente es el desamor, la traición y su permanente penumbra, su cicatriz: la desconfianza. Una coraza es por tanto imprescindible para ese entorno de engaño, pero también una saudade, esa irreparable nostalgia que se adueña del alma y parece provenir, como en los poetas portugueses, del fondo del tiempo y de la condición humana.
No celebro el dolor en este poderoso libro, sino la desnudez de ese dolor. No creo en el que llora, sino en el que se prende fuego. Creo en el grito, el que lleva dentro un antiguo, insoportable silencio.
No hay obra sin herida, decíamos. Hemos visto cómo se cumple una vez más esta álgebra legítima entre el dolor y la plenitud. No hay obra sin herida, y vale la pena preguntar si la identidad de semejante poiesis es sólo el resultado de una agonía, o se trata también de una lucha recóndita y personal, el arduo hallazgo de una vocación que entraña no temerle al fuego. Un fuego que devora pero transfigura, un fuego que no pocas veces destruye cuando funda.
JORGE FERNÁNDEZ GRANADOS
No hay obra sin herida. Qué difícil entender esta correspondencia que parece cumplirse con estremecedora puntualidad en el arte. No hay expresión perdurable que no provenga, de una u otra manera, de cierto epicentro de agonía o de dificultad . El proceso creativo, a pesar de los insoslayables avances de la filosofía y de la psicología, sigue siendo, si no un inescudriñable misterio, por lo menos un fenómeno cuya complejidad es reticente a las reducciones de una metodología.
El deseo postergado, del poeta sinaloense Mario Bojórquez, el más reciente Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, es una obra que, en mi opinión, ratifica e ilumina esta condición de dificultad opositiva, esta resistencia que el artista debe vencer para encontrarse a sí mismo y, sobre todo, para hallar su definición mejor en el terreno expresivo –en vocablos de José Lezama Lima. La creatividad aquí en cierta forma es una fuerza curativa, un retorno al equilibrio entre el Eros y el Tánatos, es decir, un reequilibrio entre las potencias de la vida y las de la muerte, sin el cual posiblemente sólo la destrucción o la autodestrucción aguardarían al artista. La expresión como una forma de expiación, podría decirse. Quizá por ello las presencias capitales de este libro son contraposiciones: el amor que se convierte en odio, la ilusión que se convierte en decepción, el esplendor que se convierte en decadencia. En fin, la mirada melancólica llena de principio a fin este conjunto de poemas. El deseo postergado es, por tanto, un sereno lamento, una alta elegía.
En su primer libro (Pájaros sueltos, 1991) el entonces joven, pero ya muy seguro y culto poeta Mario Bojórquez, desde el tenor de su norte nos decía un par de versos tan llenos de presagios como estos: “Era mucho el dolor/para vivirlo a solas.”
Nadie diría qué tan ciertos o certeros eran aquellos versos para comprender hoy este deseo postergado, porque ya entonces los recursos poéticos que mezclaba en su paleta expresiva daban cuenta de un explorador avezado de las formas de la tradición, no menos que de un poeta provisto de un oído privilegiado. De ello han sido prueba elocuente sus libros subsiguientes, en especial Contradanza de pie y de barro.
Años después, uno de los poemas que pertenecen a su libro Diván de Mouraria (1999) anuncia el que será el tema y el título del libro que hoy nos ocupa. En efecto, allí se puede encontrar una “Gacela del deseo postergado”; pero más aún que el título, lo que evidencia el Diván... es la semilla en germinación. Allí queda clara, por lo menos para mí, la trayectoria de la fuerza que ascendía en la voz de este autor. Dice así, en la “Casida del odio”, también de ese libro, con una mezcla de fervor e impotencia: “Todos tenemos/ una partícula de odio/ y cuando el hierro arde en los flancos marcados/ y se siente el olor de la carne quemada/ hay un grito tan hondo, una máscara en fuego/ que incendia las palabras.”
Las pasiones humanas no son detestables defectos del carácter. Por el contrario, son sus rasgos natales. Sin carácter no hay individuo y el individuo es, a fin de cuentas, la acumulación irreversible de sus gestos naturales, de sus inocultables pasiones. Es muy evidente una y otra vez en los poemas de El deseo postergado el papel destinal que han jugado dichas pasiones personales. El poeta no oculta nunca esas pasiones (por el contrario, pareciera querer consumirlas hasta el vaciamiento). Deja arder por lo mismo con soltura esa máscara en fuego que incendia las palabras: “Una palabra puede/ Sin orillas marcar el destino de un hombre/
Envolverlo en su nata para siempre perdido/ Llevarlo a cuestas por sendas innombrables/ Y sacarle a sus huesos el jugo de la vida.”
Las palabras, pues, son pasiones también y por lo tanto son armas de doble filo. Pueden herir lo mismo que curar. Nada más trágico que hallarlas degradadas: “Te decidiste en otro tiempo/ Por decir la verdad/ Dijiste la verdad/ Pero no te curaste/ De escuchar la mentira.”
De ese carácter entonces que no había aprendido a mentir y que por ello no razonaba el poderío del engaño, de esa pureza, digamos, que era demasiado vulnerable a los embustes, surge una decepción creciente que devendrá en armadura para sostenerse ante la hostilidad del mundo: “Nadie te dijo nunca/ No no es posible/ Nadie impidió tu sombra// Por eso en tu amargura/ no comprendes la hostilidad del mundo/ El revés de fortuna que labra tu miseria.”
Un elemento que no debe pasar inadvertido es la estructura argumental de este poderoso libro. Los títulos de las diferentes secciones nos remiten a un juicio, un procedimiento jurídico y hasta burocráctico, kafkiano: Querella, Dictamen, Edicto, Autos, Laudo; en el que hay, además, dos partes en pugna: un Canto y un Contracanto; así como una inicial y enigmática Lápida. Acaso esto confirma la cualidad agónica –de agon: lucha– de esta obra.
Así, desde el Diván de Mouraria hasta El deseo postergado, la sombra creciente es el desamor, la traición y su permanente penumbra, su cicatriz: la desconfianza. Una coraza es por tanto imprescindible para ese entorno de engaño, pero también una saudade, esa irreparable nostalgia que se adueña del alma y parece provenir, como en los poetas portugueses, del fondo del tiempo y de la condición humana.
No celebro el dolor en este poderoso libro, sino la desnudez de ese dolor. No creo en el que llora, sino en el que se prende fuego. Creo en el grito, el que lleva dentro un antiguo, insoportable silencio.
No hay obra sin herida, decíamos. Hemos visto cómo se cumple una vez más esta álgebra legítima entre el dolor y la plenitud. No hay obra sin herida, y vale la pena preguntar si la identidad de semejante poiesis es sólo el resultado de una agonía, o se trata también de una lucha recóndita y personal, el arduo hallazgo de una vocación que entraña no temerle al fuego. Un fuego que devora pero transfigura, un fuego que no pocas veces destruye cuando funda.
En La jornada semanal, domingo 3 de agosto de 2008.
Saturday, July 12, 2008
La nueva poesía mexicana
Un nuevo sitio dedicado a la más nueva poesía mexicana, en él encontrarás completa la antología La luz que va dando nombre, preparada por Alí Calderón, Jorge Mendoza, Álvaro Solís y Antonio Escobar, la cual reúne a más de setenta autores nacidos entre 1965 y 1985. Lo mejor de la nueva poesía mexicana en un solo volumen:
La nueva poesia mexicana
Defenitivamente jueves
Aparece en la ciudad de Puebla, la revista literaria quincenal Definitivamente Jueves que ha tomado el título de un hermoso poema de Waldo Leyva, en este número aparecen poemas de Omar Lara de Chile, de don Lêdo Ivo de Brasil y de otros autores jóvenes como Stephani Granda Lamadrid. Usted puede conocerlo en línea a través de:
Círculo de poesía
Tuesday, July 08, 2008
MUESTRA DE POESÍA MEXICANA (1964-1985)
Apuntes para una muestra
Observar y registrar el pulso de la poesía mexicana haciendo un ejercicio crítico y exponencial de sus múltiples caminos y aproximaciones, ha sido costumbre que al pasar de los años vuelve sobre sus propios términos para probarse que siempre hubo un desbordamiento de entusiasmo o una severidad electiva impropia, ya se peca por generosidad o bien por mezquindad; veremos al propio Octavio Paz lamentarse veinte años después de la publicación de Poesía en movimiento por no haber incluido al poeta Eduardo Lizalde en esa antología; la Asamblea de poetas jóvenes de México de Gabriel Zaid, es desde todos los puntos de vista, un ejercicio de la desmesura; desde la aparición de El manantial latente, sus autores han recibido un constante rechazo por su visión excluyente; Árbol de variada luz es un excelente trabajo que lamentablemente denota cierto regionalismo por la inclusión inapropiada de autores; Eco de voces se propuso un número de autores que excedían nuestra capacidad de registro sensible. Lo más nuevos intentos de reconocimiento del espectro poético nacional nos remiten a los celebrados anuarios de poesía del INBA en los cincuentas, me refiero a las dos antologías del 2005 preparadas por Joaquín Mortiz y el Fondo de Cultura Económica. ¿Podemos aspirar a una muestra convencional sin tintes grupales de autolegitimación? o bien, ¿Asumir desde ya, que existen lecturas diversas del mismo fenómeno que incluyen preferencias estéticas y propuestas concretas de asimilación de una tradición nacional? Hemos visto con claridad dos proposiciones enfrentadas al respecto del ejercicio poético en México, dos grandes campos de experimentación literaria que no se anulan propiamente pero que si se enfrentan; a una le hemos llamado “la prosa de Guadalajara” que recupera con fortuna el aporte de tres autores fundamentales de la narrativa nacional: Agustín Yánez, Juan Rulfo y Juan José Arreola, a partir de esta lección y con vínculos concretos hacia ciertas maneras francesas de expresión posteriores a las vanguardias, como el poema objeto, y que en su vertiente más pura refiere a la tradición oriental de la poesía tan cara a Paz y sus seguidores; y por otra parte una poesía que sin nombre ni domicilio conocido (recientemente un crítico la ha llamado "La Escuela de Retórica"), trata de recuperar el legado de Contemporáneos y su generación inmediatamente posterior, signada por tres o cuatro nombres fundamentales: Alí Chumacero, Rubén Bonifaz Nuño, Jaime Sabines y Eduardo Lizalde. Esta última, tan extendida y sin capitanes visibles, lucha por encontrar caminos de supervivencia entre los oropeles de la legitimación y la asediada descalificación por omisión de actores reconocibles en la arena literaria. Desde esa perspectiva, la poesía nacional sólo podría ser entendida a través de las reflexiones de Eduardo Milán, un crítico que ha fundado una manera de leer nuestra poesía tendiendo puentes hacia las vanguardias latinoamericanas; afortunadamente, la suya ya no es la única voz autorizada, sin dejar de encomiar sus aportes y la herencia extendida entre un número importante de nuevos críticos nacionales, se abren nuevas voces de estricto andamiaje conceptual, pienso ahora en Jorge Fernández Granados, Heriberto Yépez, Alí Calderón, Rogelio Guedea o Jorge Ortega, por mencionar algunos. Se espera que de estos autores nazca una nueva manera de comprender los procesos estéticos de la literatura nacional. Entre tanto se dice pues, que hay dos poesías mexicanas: la que reflexiona y la que siente; la que rasga el cielo con sus interrogaciones y la que a ras del suelo reúne el humus cotidiano de la vida real, nada más falso, toda poesía verdadera reflexiona sobre lo sentido puesto que establece un discurso de la vida, todo poema es una reflexión y recuento “sentimental, sensible y sensitivo” del objeto que trata. Sin embargo, en México, y quizá sea esta una manera del ser nacional, han existido estos dos bandos: Paz-Huerta, Paz-Sabines, Huerta-Bartolomé, Huerta-Hernández el poeta que piensa, el poeta que siente; es necesario dar por terminada esa disputa que no tiene sustento. Lo que sí existe como una perniciosa costumbre en nuestras letras, es la pretensión de que sólo algunos cuantos poetas son los portadores de la modernidad y de la excelencia expresiva, la generación de proyectos editoriales y de difusión alrededor de los cuales crecen corporaciones y grupos de promoción cuya crítica está a cargo de los propios creadores y donde por otros imperativos no precisamente literarios, se van posesionando de los espacios de competencia y heredándose los valores que definen ‘la buena poesía’; ganar un premio literario o una beca se convierte en un terrible sino para cualquier poeta que no comparte los modelos que dicta el grupo relevante. La poesía mexicana en lo general ha sido muy celosa de conservar ciertas formas expresivas tradicionales, con excepción de los setentas y ochentas y en los primeros años de este nuevo siglo, donde de una manera muy acusada se regeneran las formas de expresión, hay en los poemas más atrevidamente novedosos, siempre una raíz melódica y prosódica que remite a la tradición; no hay estrictamente algo “nuevo” entre nosotros; lo más ‘neo’ es barroco ¡qué antigualla! Los poetas nacidos en cuarentas y cincuentas, son ahora señores que se aplican en revisar los siglos de oro y están listos para premiar en concursos y becas, a cualquier joven que escupa endecasílabos; si un chamán de pantalón acampanado de terlenka se los hubiera contado en un viaje de LSD, no lo hubieran creído. Lo que sí ha cambiado y no sólo en México, sino en todo lo mundo, es una percepción del tiempo; la velocidad de la vida es otra, la contemplación del mundo es fragmentaria y total, el flujo de la comercialización y el desarrollo de procesos industriales, las migraciones y la creación de un sueño incomprensible basado en el éxito representado en dinero de plástico y en placeres virtuales, sí ha modificado el principio de enunciación poética, son otros los deseos de manifestación del pensamiento. Esta nueva velocidad es la que reconoceremos en las formas expresivas de la poesía mexicana actual, el problema creativo fundamental será cómo ejercer en un arte restringido por nuestra tradición los nuevos modelos de pensamiento humano.
Mario Bojórquez
Revista Blanco Móvil #101, primavera 2006
Para consultar esta Muestra de poesía mexicana actual acuda a la dirección electrónica:
http://www.facebook.com/group.php?gid=66106115006&ref=share
Los autores incluidos son:
Revista Blanco Móvil #101, primavera 2006
MUESTRA DE POESÍA MEXICANA I (1964-1985)
SELECCIÓN: Mario Bojórquez y Jair Cortés
Índice de poetas para Blanco Móvil #101:
1.- Roxana Elvridge-Thomas México, DF. 1964
2.- Cosme Álvarez, Ahome, Sinaloa, 1964
3.-Jorge Fernández Granados , México DF: 1965
4.-José Homero Minatitlán, 1965
5.-Jeremías Marquines, Villahermosa, Tab. 1968
6.-Armando Alanís Pulido Monterrey , NL. 1969
7.-Julio Trujillo, México, DF. 1969
8.-Ofelia Pérez Sepúlveda, Guadalupe, N.L. 1970
9.-Claudia Posadas, México, DF. 1970
10.- Sergio Briceño, Colima, Col. 1970
11.- Julián Herbert, Acapulco, Guerrero, 1971.
12.-María Rivera, México, DF. 1971
13.- Luigi Amara, México, DF: 1971
14.- Citlalli Guerrero, Acapulco Guerrero: 1971
15.-Luis Vicente de Aguinaga, Guadalajara, Jal. 1971
16.- Estrella del valle, Córdoba, Ver. 1971
17.-Jorge Ortega, Méxicali, BC, 1972
18.-Daniel Téllez, México DF. 1972
19.-Kenia Cano, Cuernavaca, Mor. 1972
20.-Ricardo Venegas, San Luis Potosí, SLP, 1973
21.-Rogelio Guedea, Colima, Col. 1974
22.-Luis Felipe Fabre, México, DF. 1974
23.-Álvaro Solís, Villahermosa, Tab. 1974
24.- Román Luján, Monclova, Coah. 1974
25.-J. A. Sánchez, México DF. 1974
26.- Diana Zamora, Tampico, Tamps. 1975
27.- Édgar Valencia, Torreón, Coah. 1975
28.-Pablo Molinet, Salamanca, Gto, 1976
29.-Camila Krauss, Xalapa, Ver. 1976
30.- Eduardo Saravia. México, DF. 1977
31.- Luis Jorge Boone. Monclova, Coahuila. 1977
32.- Claudia Berrueto, Saltillo, Coah. 1978
33.-Sara Uribe, Querétaro, Qro.1978
34.- Francisco Alcaraz, Culiacán, Sin. 1979
35.-Jessica Díaz, México, DF. 1979
36.- Mijail Lamas , Culiacán, 1979
37.-Iván Cruz, México, DF. 1980
38.-Alí Calderón, México, DF: 1982
39.-Inti García Santamaría, México, DF. 1983
40.- Christian Peña, México, DF. 1985
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